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A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el resto del mundo guarda silencio y observa de cerca el impacto que el resultado tendrá en políticas clave, especialmente en temas relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad. Las decisiones que tome el próximo inquilino de la Casa Blanca tendrán repercusiones significativas en la lucha global contra el calentamiento global, la transición energética y el desarrollo sostenible.
Durante muchas décadas la inmensa mayoría de los dirigentes políticos de las grandes potencias han repetido una misma cantinela inspirada por los economistas convencionales: el proteccionismo es malo y lo mejor es que los países abran de par en par sus fronteras al comercio y a los capitales. Los economistas críticos (no necesariamente de izquierdas) han denunciado esa idea no sólo porque es falsa sino porque es lo contrario de lo que ellos mismos practicaban.
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