A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el resto del mundo guarda silencio y observa de cerca el impacto que el resultado tendrá en políticas clave, especialmente en temas relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad.
Las decisiones que tome el próximo inquilino de la Casa Blanca tendrán repercusiones significativas en la lucha global contra el calentamiento global, la transición energética y el desarrollo sostenible. Es más, la sostenibilidad se ha convertido en un eje central de los debates políticos de Estados Unidos y las posturas de los principales candidatos varían considerablemente.
A pesar de que Estados Unidos supone el 20% de las emisiones globales, por lo que efecto de las futuras políticas fuera de sus fronteras es más que evidente, la preocupación también se lee en clave local. “A partir de la pandemia, cabe destacar que ha habido una fuerte inversión en el desarrollo de energías renovables en el país americano, con lo esto supone para el propio sector de la energía, pero también con las consecuencias asociadas a la fuerte creación de empleo en zonas rurales, que se estaba dando hasta ahora por dichas inversiones”, explica Charles Castro, profesor del Máster en Sostenibilidad Corporativa de EALDE Business School.
Este experto destaca, además, que “este escenario va a ser alterado sin duda por las elecciones, ya que el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, está amenazando con ralentizar estas inversiones, por lo que existe cierta preocupación sobre cómo el resultado de estos comicios va a afectar realmente al sistema energético estadounidense”.
Lo cierto es que, en un momento en que los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes, la demanda pública por una acción decidida sobre el cambio climático está en su punto más alto. Las elecciones de 2024 no solo determinarán el futuro económico y político de Estados Unidos, sino también su liderazgo en la acción climática global.
LAS ELECCIONES PASARÁN FACTURA A LA SOSTENIBILIDAD DEL VIEJO CONTINENTE
El rol de Estados Unidos como una de las principales economías del mundo implica que cualquier cambio en su política ambiental afectará directamente a los mercados internacionales y a las estrategias climáticas globales.
“El coste de la energía en Europa es tres veces mayor que el coste en Estados Unidos, por lo que las políticas ligadas a la sostenibilidad del Viejo Continente están vinculadas a las denominadas proteccionistas. Es decir, si Europa tiene que producir a un mayor coste, porque no está preparada para producir sólo con energía renovable, está obligada a proteger a sus ciudadanos de producciones externas más baratas”, mantiene Sergi Simón, coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School.
En este sentido, Sergi Simón sostiene que “las políticas estadounidenses a favor de no descarbonizarse harán que la primera economía mundial siga manteniendo sus precios bajos, por lo que la competitividad del Viejo Continente se verá resentida. De hecho, existe un Informe tipo Draghi en el que se manifiesta que debemos cambiar esta situación”.
El coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad de EALDE Business School explica que no cree que vaya a funcionar un sistema de proteccionismo basado en aranceles: “Un ejemplo de ello es que Estados Unidos ha arancelado el 100% del coste de los coches eléctricos chinos. China produce más barato, contaminando más, a lo que Estados Unidos ha respondido que, si el gigante asiático quiere vender dentro sus fronteras y para proteger a sus trabajadores, debe aplicarles un arancel del 100% del precio. En Europa puede pasar algo parecido, pero primero mirará que signo político toma Estados Unidos, para meter más presión al proteccionismo dentro de sus fronteras o para relajarlo, porque la amenaza competitiva norteamericana no será tanta”.
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