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Parece como si hubieran estado delante de nuestros ojos todo este tiempo y no hubiésemos reparado en ellas. Según un cálculo estimado, estos establecimientos rondarían en nuestro país los 5400. Quizá hubieran seguido pasando desapercibidas en la celebración, un año más, del Día del Abuelo este mes de julio, si no fuera porque la pandemia se ha cebado con los mayores. En la actualidad, se piden soluciones estructurales para que situaciones tan dolorosas nunca vuelvan a repetirse y con el fin de garantizar el bienestar y la dignidad del colectivo de la tercera edad.
Además, también es indudable que entre las personas de la tercera edad, por decirlo de alguna manera, existen todo tipo de patologías asociadas al envejecimiento como es lógico y natural. Esto mismo requiere más medios y más personal más o menos especializado. Está muy bien que existan programas de psicogeriatría o protocolos de centro de día y también de prevención y tratamiento de las caídas.
Puede que con el trascurso de los años se acabe por obviar o incluso olvidar, pero lo cierto es que todo ser humano conoce el ciclo de la vida, ciclo que puede resumirse de forma muy sencilla: nacer, crecer, reproducirse y morir.
Después de largos años de vida trabajando, proveyendo un hogar, luchando para darles un buen porvenir a los hijos, etc., cuando una persona llega a la vejez, lo justo es que por fin pueda vivir una vida tranquila y sin preocupaciones.
Lejos de lo que algunos pudieran pensar y tras años situado en los primeros puestos de la lista, España ha conseguido por fin el título de país más saludable, desbancando a la idílica Italia.
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