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En la determinación de vivir, restañar las heridas es inherente al apasionante misterio que encierra su experiencia. En la próxima esquina del inminente momento, quizás sorteando un encuentro inopinado, conteniendo la emoción sobrevenida o recordando el postrero asunto, ahora en pie y frente a nosotros, una acción emboscada nos espera. Gozo o lamento sobre los que referirse y a los que atender.
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