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Es la fantasía de muchos: tener una casa lo suficientemente grande o con las suficientes habitaciones como para dedicar una entera como sala de juegos: billar, futbolín, dardos, incluso una pequeña sala de cine. Este sueño, tal vez un par de décadas atrás era más difícil porque la familia solía ser numerosa, pero en el momento presente, no es tan descabellado si en la casa viven sólo tres o cuatro personas o disponemos de un adosado o vivienda unifamiliar con un garaje que no pensemos usar.
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