| ||||||||||||||||||||||
Patricia tiene diez años y ya sabe lo que significa salvar una vida. No lo leyó en un cuento ni lo vio en una película; lo hizo. En un instante, esa niña de ojos grandes y coleta despeinada se enfrentó al miedo, al pánico absoluto, y, con manos pequeñas y temblorosas, le arrebató a su madre de las garras de la muerte.
Siempre se ha dicho que la belleza salvará al mundo, ¿pero nosotros seremos capaces de salvar la hermosura que nos engrandece? Quizás tengamos que volver al territorio del verso, ahondar en nuestros interiores, ponernos en guardia con el corazón siempre dispuesto a donarse, situarnos en nuestras poéticas raíces y dejarnos asombrar por el espíritu creativo.
|