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La sociedad de consumo de masas, a la que se impuso la renuncia a la realidad existencial para entregarse a la apariencia, avanzó en la línea de esa euforia colectiva, que la caracterizó desde sus inicios, para promover entre las gentes el consumo desbocado, lo que la definió claramente como sociedad consumista.
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”.
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