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Cuando considero la futilidad de la vida humana y me percato de la preponderancia, engolamiento y ¿por qué no, soberbia? con la que algunas personas se consideran más importantes, poderosas y superiores a los demás, no puedo menos que acordarme de las palabras con las que S. Juan Crisóstomo (Boca de oro; pico de oro, diríamos hoy), tomadas del Eclesiastés, comienza su homilía en defensa de Eutropio.
Aunque la balanza se inclina generalmente hacia la bondad de los seres humanos, lo que aseguro en el título de mi escrito de hoy es una realidad palpable. Las estadísticas bien hechas arrojan ese resultado para la mayoría de las profesiones. Hay muchos ejemplos que nos explican cómo médicos eminentísimos, ingenieros de fama y empresarios en buena posición, educadores y catequistas se van a los lugares más pobres del mundo a prestar sus servicios a los más necesitados.
El tenista serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, jugará definitivamente el Abierto de Australia, primer 'Grand Slam' de la temporada que da comienzo el 17 de enero en Melbourne, tras confirmar este martes que puede viajar al país con una exención médica. De este modo, el de Belgrado pone fin a todos los rumores sobre su presencia o no en el 'grande' oceánico ya que siempre se ha mostrado contrario a la obligatoriedad de estar vacunado para poder competir.
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