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Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, los españoles vamos perdiendo la confianza en quienes nos gobiernan y lo mismo se puede decir de una serie de instituciones que han ido demostrando, a lo largo de esta legislatura, que su independencia y objetividad han quedado muy lejos de lo que el pueblo, legítimamente, podría esperar de ellos.
Cada vez son más quienes afirman que “los sindicatos son la peor estafa de un país después de las comunidades autónomas”. España no pierde nada porque desaparezcan los sindicatos de malversadores. No estaría de más que el nuevo sindicato “solidaridad” diera una lección de actuación, métodos y honradez a las vetustas organizaciones sindicales de clase; es decir, clasistas. A ver si así aprenden a trabajar y a conjugar ese verbo.
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