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La esencia del humanismo es valorar a la persona, cada persona, por su dignidad intrínseca. Reconocer a cada persona como ser individual y tratarla con el respeto y la consideración como ser individual con naturaleza humana específica, diferencial y trascendente; como tal, superior al resto de los seres vivientes de la Tierra.
En su libro La insoportable levedad del ser, Milan Kundera escribe una frase que a mi juicio refleja perfectamente la idea del vacío, en su caso, referido a la vida humana. Esta es, dice el escritor checo, «un boceto para nada, un borrador sin cuadro”. Me ha venido a la mente esa idea de vacío al ver cómo ha comenzado la nueva legislatura del Parlamento Europeo.
De europeístas convencidos que éramos, a cabreadísimos que estamos con la Europa de hoy, la que siguen destruyendo los actuales equipos rectores de las instituciones europeas, con la Sra. Von der Leyen a la cabeza (o más bien al rabo donde quieren situarnos).
Dentro de 7 años, según la Agenda diseñada en el año 2015, habrá paz y justicia en el mundo. Nos la presentan como un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. ¡Qué bien, qué maravilla de mundo nuestro planeta! ¿Quién puede rechazar o criticar todo eso? Se lo creyeron 190 estados que iban a apoyar e implementar esos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son nada menos que 17 ODS, pero… solo se trabajan unos poquitos, como 5 o 6.
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