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El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.
Partimos de la idea, junto a muchos otros, de que la UE no va bien ni en lo político ni en lo económico ni en lo social; ni siquiera en lo cultural. No digamos en lo bélico. Seguramente la Comisión Europea —especialmente la Sra. Von der Layen y el Sr. Borrell, ambos elementos incomprensiblemente pugnaces-- está encantada de su labor, lo cual es más preocupante.
He escuchado el discurso del argentino J. Milei en la ONU. ¡Brillante, soberbio, ajustado y sin fisuras! Digno de constar en los anales de esa organización que, Milei ha denunciado, porque la ONU ha perdido el norte y todos sus méritos, tanto fundacionales como por la declaración de los derechos humanos universales.
La esencia del humanismo es valorar a la persona, cada persona, por su dignidad intrínseca. Reconocer a cada persona como ser individual y tratarla con el respeto y la consideración como ser individual con naturaleza humana específica, diferencial y trascendente; como tal, superior al resto de los seres vivientes de la Tierra.
En su libro La insoportable levedad del ser, Milan Kundera escribe una frase que a mi juicio refleja perfectamente la idea del vacío, en su caso, referido a la vida humana. Esta es, dice el escritor checo, «un boceto para nada, un borrador sin cuadro”. Me ha venido a la mente esa idea de vacío al ver cómo ha comenzado la nueva legislatura del Parlamento Europeo.
De europeístas convencidos que éramos, a cabreadísimos que estamos con la Europa de hoy, la que siguen destruyendo los actuales equipos rectores de las instituciones europeas, con la Sra. Von der Leyen a la cabeza (o más bien al rabo donde quieren situarnos).
Dentro de 7 años, según la Agenda diseñada en el año 2015, habrá paz y justicia en el mundo. Nos la presentan como un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. ¡Qué bien, qué maravilla de mundo nuestro planeta! ¿Quién puede rechazar o criticar todo eso? Se lo creyeron 190 estados que iban a apoyar e implementar esos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), son nada menos que 17 ODS, pero… solo se trabajan unos poquitos, como 5 o 6.
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