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Afortunadamente o cómo minimizar los eventos negativos

La fatalidad es algo así como un virus que entra dentro de tu cuerpo. Cuanto antes consigas administrate el antídoto y combatirlo mucho mejor
César Piqueras
jueves, 15 de marzo de 2018, 09:33 h (CET)

Todo evento negativo en nuestras vidas deja detrás un reguero de pensamientos y sentimientos de fracaso y fatalidad que pueden hacer que no levantes cabeza durante días, y que tu actitud vaya a menos sin que te des apenas cuenta. La técnica Afortunadamente nos ayuda a minimizar los eventos negativos y que tengan menos efectos sobre ti. Hoy te hablaré de ella para que la puedas aplicar en tu vida.


Una de las emociones tóxicas que todavía nos juega malas pasadas en la gestión de nuestra actitud es la culpa. Si algo negativo ocurre en tu vida, es bien fácil que te sientas culpable parcial o totalmente. La culpa hacia uno mismo, es algo así como una rabia contenida hacia dentro, un odio que no se expresa, pero que duele y se clava hasta en lo más profundo de tu ser. De ahí que sea una emoción tan negativa.


La rabia, el enfado, el odio, el rencor, pero también la profunda tristeza o depresión, el victimismo, la fatalidad, la frustración, son también emociones que en ocasiones son muy negativas y conviene contrarrestar.


Muchas personas se “agarran” literalmente a los eventos negativos para poder así tener la excusa perfecta para justificar su fatalidad, para sentirse más víctimas de lo que todavía se sienten. Es algo así como “¡Lo que me faltaba!”, “¡Todo me ocurre a mi!”. Estas personas están metidas en un bucle de negatividad muy grande, y no consiguen ver la salida del mismo. Quizás en el sentido más profundo de su identidad, siempre se han sentido víctimas, y eso hace que “atraígan” casi sin darse cuenta este tipo de eventos. Si vas por la calle pensando en que te vas a caer, te puedo asegurar que tarde o temprano lo conseguirás.

MINIMIZAR LOS EVENTOS NEGATIVOS

La técnica Afortunadamente nos ayuda a cambiar la emoción negativa por otra más positiva, la culpa por aceptación, el victimismo por protagonismo, la tristeza por normalidad. Su cometido es minimizar el impacto negativo de un evento negativo o una emoción negativa que sientes por algo que ha ocurrido. Funciona de la siguiente forma:


1. Ha ocurrido algo negativo en tu vida, se consciente de que tienes que utilizar la técnica para minimizar la negatividad.

2. Encuentra tres consecuencias positivas del evento negativo que ha ocurrido. Dilas en voz alta “Afortunadamente…” Por ejemplo, si porque has estado jugando al futbol a tus 40 años, te han operado de la rodilla y tienes que estar dos meses sin salir de casa ni caminar, puedes decirte:

  • “Afortunadamente ahora sí que tendré tiempo para leer y ver series todo lo que quiera”.
  • “Afortunadamente podré disfrutar del silencio y la paz que supone no trabajar durante unas semanas”.
  • “Afortunadamente muchos de mis amigos/as vendrán a visitarme y pasaré tardes estupendas con ellos/as”.

Como puedes observar, el evento negativo sigue estando “No podrás salir de casa en dos meses ni caminar”, pero en lugar de quedarnos en la sensación negativa que eso provoca o en la culpa que sentimos, cambiamos las emociones negativas por pensamientos positivos que provocarán emociones positivas.


Las emociones una vez dentro de nosotros son difíciles de cambiar. Si una persona siente un grandísimo sentimiento de culpa, fracaso, victimismo, rabia, impotencia o frustración por algo, es muy difícil cambiarlo. Por este motivo, cuanto antes pongamos en práctica la técnica Afortunadamente más rápido será su efecto sobre nuestras sensaciones y emociones.


Desde hace años que pongo en práctica esta técnica en todo evento desagradable o negativo que ocurra en mi vida o en mi entorno. Soy consciente de que las emociones en muchas ocasiones juegan un papel demasiado destructivo para nosotros y por este motivo quiero minimizar su impacto sobre mi.


Te pondré dos ejemplos muy sencillos que me han ocurrido en primera persona, para explicar la técnica con detalle:

Un evento negativo: Azúcar

Un Lunes de invierno de esas semanas en las que tienes mucho trabajo, me desperté a las 6:00 de la mañana para iniciar el día. Lo primero que hicé fue preparar café. Para servirme el café, tomé el azúcar que estaba en la parte superior de un armario de la cocina (por aquel entonces todavía tomaba azúcar). El tarro del azúcar al tomarlo en mis manos con poco acierto, cayó desde arriba del armario a la encimera de la cocina, derramándose toda el azúcar por la cocina…


Lo primero que pensé fue “¡Jo**r! qué torpe soy”, “Uf, empiezo bien el día”, “Siempre estás en las nubes César” y un largo etcétera. Sin embargo, a los pocos segundos fui consciente de que no podía condicionar mi actitud ni mis emociones a un evento negativo y utilicé la técnica Afortunadamente… me dije:


“Afortunadamente tengo azúcar. Hay miles de millones de personas que no tienen azúcar en el planeta”.


“Afortunadamente el tarro era de plástico y no se ha roto”.


“Afortunadamente ahora habrá que limpiar toda la cocina y esto servirá también para ordenarla y dejarla un poco mejor de lo que estaba”.


Después de estos tres comentarios apreciativos, me sentía con menos ganas de castigarme y con una aceptación plena de lo que había ocurrido. Sin necesidad de hablarme mal recogí el azúcar, limpié la cocina y desayuné tranquilamente.

Recuerdo que conté este caso en una conferencia hace años, y había un señor con una edad cercana a la jubilación sentado por el final del patio de butacas. Cuando pedí al público que me ayudara a encontrar consecuencias positivas del hecho de que se hubiera caído el azucar dijo en voz alta: “¡Afortunadamente no te ha visto tu mujer!”

Un evento demasiado costoso: Robo

La primera ocasión en la que estrené el coche de mis sueños, ese tipo de vehículo que pensabas que nunca tendrías, me ocurrió algo singular. Durante las primeras semanas tuvo un problema de garantía con el servicio técnico, lo que hizo que durante tres meses sólo pudiera conducirlo tres o cuatro semanas, el resto del tiempo estuvo en taller. Puedes imaginar la frustración que provoca estrenar coche y tener que dejarlo en taller por un problema que no tiene nada que ver contigo.


En cuanto el coche volvió a su sitio en el garaje. Una mañana a las 7:30 aproximadamente recibí un WhatsApp del vecino de garaje con una foto de mi coche sobre tablones de madera, sin ninguna de las cuatro llantas. El mensaje decía “César, has visto esto…”. Algo poco habitual y que (afortunadamente) ya no suele ocurrir en nuestro país.


Puedes imaginar mi cara de asombro, las emociones negativas, y el lío que sabía que se me avecinaba en las semanas siguientes, llenas de viajes y con poco tiempo para ocuparte de los asuntos logísticos que esto supone: denuncias, peritaciones, viajes al taller, etcétera.



Después de bajar al garaje a comprobar lo que había ocurrido, fui consciente de que no podía dejarme llevar por las emociones ni por lo que empezaba a sentir. Así que utilicé de nuevo la técnica Afortunadamente. Me dije:

“Afortunadamente, el coche lo han dejado sobre tablones de madera, por lo que no han dañado los discos, ni parece que ha sufrido ningún otro daño”.


“Afortunadamente, lo más valioso en mi vida, mi hija y mi mujer están sanas y salvas. El coche es sólo un coche”.


“Afortunadamente, en las semanas siguientes podré utilizar el coche de mi mujer para desplazarme”.

Finalmente la factura subió a 6.400€ por 4 llantas, sus neumáticos y todas las revisiones necesarias de que el coche no había sufrido ningún daño, y tres semanas de espera. Del importe de la reparación sólo aboné unos 400€ en concepto del 20% depreciación de los neumáticos que hasta la fecha hubieran sufrido según las normas de la compañía aseguradora. Del resto se ocupó el seguro contratado. La técnica Afortunadamente no solucionó nada, simplemente evitó que me sintiera peor y que conectara con emociones negativas que podrían arruinar mi día o mi semana.


La técnica Afortunadamente no pretende que no pase nada negativo en tu vida. Desgraciadamente puedes encontrarte con muchos eventos negativos a tu alrededor por el simple hecho de vivir e interactuar con otras personas y con la sociedad.

Sin embargo, decidir si esos eventos negativos van a arruinar tu día, semana o mes o no, es una decisión tuya. De ahí que sea una técnica tan positiva.

¿Has sufrido una quemadura cocinando alguna vez? No se si tú haces lo mismo que yo: Yo lo primero que hago es poner mi mano debajo del grifo de agua fría durante unos segundos. Pretendo así contrarrestar el efecto de la quemadura. La técnica afortunadamente es igual. Al utilizarla, contrarrestamos el efecto negativo de algo con pensamientos más positivos. De esta forma, aunque la quemadura sigue estando, duele menos.

Recuerda, el problema no es la carga, sino cómo la transportamos.

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