Es ampliamente conocido por agricultores, ingenieros agrónomos e investigadores el papel que juegan los microorganismos beneficiosos presentes en el suelo en la promoción del crecimiento de las plantas, fundamentales en nuestra agricultura. Por ello, varios investigadores llevan años profundizando en el entendimiento de cómo sucede esta relación simbiótica mutualista entre ambos organismos y la forma en que la planta elige aquellos microorganismos con los que quiere relacionarse, pudiendo ser unos más beneficiosos que otros.
Esta relación está ampliamente condicionada por una compleja red de factores genéticos y ambientales, implicados en conseguir que en la rizosfera (suelo ocupado por la raíz de la planta) al final se consiga una variada mezcla de especies de microorganismos, no todos beneficiosos. Por esta razón, cuando se realizan investigaciones a nivel de laboratorio, observando como la inoculación de plantas con una cepa concreta de un microorganismo promueve significativamente el crecimiento vegetal, dichos resultados no suelen repetirse en el campo, puesto que allí esa cepa tiene que competir con muchos más microorganismos ya presentes en el suelo. En este sentido, conseguir plantas con la capacidad para gestionar de forma eficiente los microorganismos que se asientan en su rizosfera, podría propiciar numerosos beneficios productivos.
Investigadores del Instituto de Biología Integrativa del Genoma de la Universidad de California han utilizado un guisante silvestre, llamado Acmispon strigosus, y un conjunto de bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, llamadas Bradyrhizobium, con el fin de profundizar en la capacidad de la planta para modificar su microbiota rizosférica. En primer lugar, pudieron observar como la fertilización de las plantas con abonos químicos no modificaba esta relación simbiótica, algo muy sorprendente y totalmente inesperado. Mientras que una ligera variación genética de las plantas, por ejemplo, siendo de la misma especie, pero perteneciendo a diferentes variedades, modificaba significativamente esta relación. Si se conseguía un aumento de la simbiosis, la productividad de las plantas aumentaba de forma muy significativa, en comparación con otras variedades que se relacionaban peor con las bacterias.
Por lo tanto, las características vegetales que rigen la forma en como se relacionan las plantas con los microorganismos del suelo están íntimamente relacionadas con rasgos genéticos varietales y heredables generación tras generación y, como consecuencia, pudiendo ser utilizados por los mejoradores vegetales en la creación de variedades altamente eficientes en estas simbiosis. De esta forma, consiguiendo reducir la dependencia que la agricultura a día de hoy tiene de los fertilizantes químicos, muy caros y contaminantes.
Las futuras investigaciones llevadas a cabo se centrarán en analizar esta simbiosis según va aumentando la complejidad de la microbiota del suelo, con cada vez más microorganismos diferentes con los que competir, y en la obtención de resultados provechosos con otros cultivos de gran interés agrícola.
“La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera”
______________________________________________________________________ FUENTE: https://nph.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/nph.15378
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