Por Alberto Blanco
Imagen: Carlos Abad
Considerada una de las grandes escritoras de la literatura fantástica, Daína Chaviano tiene una legión de seguidores fieles a sus libros y a sus declaraciones. Y es que esta autora tiene una filosofía de la realidad nada cuadrada. Con ella conversamos sobre los mundos que rondan su literatura.
¿Qué supuso en su momento “Fábulas de una abuela extraterrestre” para la literatura de ciencia ficción?
Cuando esta novela se publicó por primera vez en Cuba, hace 30 años, nunca pensé que fuera a significar algo especial. Con el tiempo, los lectores y los académicos han ido colocando el libro en un espacio particular. Por un lado, se han multiplicado los ensayos y las tesis doctorales en universidades donde forma parte de los programas de estudio. Y a lo largo de los años, muchos lectores me han comentado el impacto que les produjo su trama, pues representó una bocanada de aire fresco en un ambiente saturado de censura, de discursos cargados de odio, y de una política cultural que imponía el “realismo socialista” en detrimento de la fantasía y la imaginación. Si la novela mantiene su vigencia y su atractivo, pienso que se debe a que aborda (desde el lenguaje metafórico de la fantasía) temas que continúan vigentes en nuestra época, como la intolerancia, los peligros de la incomunicación social, y la importancia de la presencia femenina como factor de equilibrio en la sociedad.
¿Qué historia cuenta este libro?
El argumento transcurre en tres universos diferentes. En el primero, una aldea habitada por seres alados --que se comunican mediante el habla, el canto o la telepatía, según la situación-- huye de un pueblo desconocido que se dirige a ellos para atacarlos. La trama del segundo mundo se desarrolla en una sociedad feudal, semejante al medioevo terrestre, donde una mujer es perseguida por una casta sacerdotal, tras robar un objeto sagrado cuyo verdadero valor solo ella entiende. Y en el tercero, nuestro planeta, una estudiante escribe una historia sobre una aldea que huye de un enemigo desconocido, mientras empieza a tener visiones de una mujer que huye de unos sacerdotes que la han condenado a muerte... La novela es una aventura que sirve de pretexto para plantear temas que van desde la xenofobia hasta el papel de la mujer en la sociedad.
¿Es la ciencia ficción un espejo a futuro de la realidad?
La ciencia ficción siempre ha advertido sobre las posibles consecuencias de nuestras acciones, como sociedad, a partir de lo que ocurre en el presente o incluso de lo que ya ha ocurrido en el pasado. Aunque su propósito no es pronosticar el futuro, a veces ha tenido éxito en sus diagnósticos porque ha valorado conflictos de carácter social, tecnológico y filosófico presentes o emergentes en la sociedad del mismo modo en que un científico miraría una gota de agua bajo el microscopio, es decir, tomando distancia del evento para poder observarlo y analizarlo mejor.
A veces pareciera que la realidad política secuestrara la ficción, ¿qué piensa de esa hipótesis?
Lo que ocurre es que la ficción (y me refiero específicamente a la ciencia ficción) suele prever ciertas realidades políticas. Cuando Ray Bradbury, George Orwell y Margaret Atwood escribieron esos tres clásicos del género que son Fahrenheit 451, 1984 y El cuento de la criada, no estaban más que reflejando las tendencias sociopolíticas del momento. La quema de libros y la censura del conocimiento, el peligro de las dictaduras que suprimen la libertad, y las sociedades patriarcales que disponen de la mujer como si esta se tratara de un objeto --temas principales de esas obras-- no son más que el reflejo de nuestras deficiencias como civilización.
¿Cada vez se habla más de política y menos de arte?
Lamentablemente, sí. Y por desgracia la política, al igual que ciertos deportes, produce continuas divisiones que terminan generando violencia. Si se hablara más de arte y menos de política, si la gente se desviviera más por apreciar o discutir acerca de libros, de pintura, de cine, de ballet, de teatro, o de música, el mundo andaría mucho mejor.
¿Qué diferencia su literatura de otras literaturas fantásticas?
Posiblemente la hibridación con otros géneros literarios y el hecho de que suelo incorporarle elementos caribeños. En la literatura fantástica, cuyo ambiente es tradicionalmente anglosajón y/o europeo, el Caribe no suele estar presente. En mis libros, ya sean de fantasía, horror o ciencia ficción, la presencia del soleado paisaje caribeño suele crear una esquizoide dimensión de lo fantástico.
¿Qué representa Huso Editorial para su obra?
Aunque también publico con otras editoriales españolas, mi relación con Huso es muy especial. En primer lugar, apostó por Extraños testimonios, una colección de relatos góticos, escrita en Cuba, que permaneció inédita durante un cuarto de siglo, pues las grandes casas editoriales no quieren publicar colecciones de cuentos, sino novelas. Huso reeditó luego dos de mis libros agotados (El abrevadero de los dinosaurios y Fábulas de una abuela extraterrestre) que no se conocían en España. Desde el inicio me entusiasmó la idea de que estos libros formaran parte de su catálogo, porque se tata de ediciones extraordinariamente hermosas con un diseño muy cuidado. Me siento feliz de que títulos ya agotados --e incluso algunos inéditos-- salgan con estas cubiertas de lujo.
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