Es curiosa la evolución del concepto de inteligencia. Aunque esta desarrolla sus estrategias entre las apasionantes conexiones cerebrales, alejada del fragor mundano, inaccesible en su mayor parte desde fuera; a la hora de sus aplicaciones genera fenómenos enrevesados de alcances imprevistos. La incertidumbre mantiene en plenitud sus posiciones existenciales, inabordable e inclemente. Como consecuencia, las diversas modalidades de la inteligencia emergen como cualidades ADAPTATIVAS, muy apropiadas, si no imprescindibles para el mantenimiento rumboso de la presencia humana, a base de las estrategias pertinentes pergeñadas para el mejor disfrute de los recursos.
Sin embargo, estos planteamientos adaptativos inciden en una serie de versiones de lo más variadas. Dada la ignorancia de todos con respecto al futuro, la valoración de cada perspectiva es muy problemática. Aunque es evidente el carácter contradictorio de gran parte de ellas entre sí. Hemos de contar con la diversidad de posturas y obrar en consecuencia, como una cuestión previa insoslayable. Menos natural es la propensión a los ENGAÑOS maliciosos orientados a los abusos de variado género de unos individuos sobre otros. Las alarmas personales han de permanecer conectadas, porque la cuota de libertad, la dignidad, los sentimientos no son bienes adquiridos, su conquista exige una dedicación permanente.
Dada la escasez de criterios firmes, al menos el talante hemos de tenerlo dispuesto para el aventurado tránsito. La delegación no es resolutiva y desorienta hasta la desnaturalización propia. Propongo hacer caso al:
ORÁCULO CERTERO
La estrella me lo dijo Por las afueras no hay Listados de sentidos Para comprar o alquilar.
Por los adentros surgen Abundantes misterios De inveterado rango, De tenaces augurios.
Los senderos escasean. Ligeras pasarelas Ofrecen sus trazados Para seres inquietos.
Es peligroso creerse Las disyuntivas falsas, De algoritmos brumosos, De servicios oscuros.
Las propias dimensiones Transmiten vibraciones De anhelados contactos Y personales logros.
No nos engañemos, estamos expuestos al albur de las infinitas circunstancias superpuestas, desprotegidos en esencia, involucrados en una existencia fascinante. Si cedemos ante la pasividad del aturdimiento, aumenta la frialdad de la intemperie en la cual nos desenvolvemos. Cargados con las alforjas de nuestras cualidades, por omisión o dando pasos hacia delante, dibujamos la imagen propia de esas andanzas. Dibujantes menesterosos, pero únicos para cada caso, acogidos a las cuotas que nos corresponden del libre albedrío. Constituimos una frágil PRESENCIA ante muchos frentes abiertos, sin casi ninguna costura cerrada. Siempre pendientes de la última resolución y de los horizontes.
Si algo resulta evidente, es la enorme cantidad de dificultades acumuladas en el curso de la vida, ensombrecen un panorama que los descuidos agravan. Sólo por la vía natural, de CUITAS andamos sobrados, nos pesan los misterios inaccesibles, las enfermedades, las angustias, con la deficiencia comprensiva de los conocimientos incompletos. La trama de esas penurias es intrincada, además de persistente, con sus diversos grados de afectación; no será necesario contárselas a los implicados. La permanencia o no en ese aturdimiento depende claramente de la intensidad de los agobios, pero también de las actitudes personales desorientadas y de los apoyos comunitarios.
Los claros del bosque de María Zambrano son ilusionantes, porque avizoran posibles escapatorias de las trabas apremiantes; pero las andanzas cotidianas nos ponen de manifiesto la escasez de senderos firmes por donde escabullirnos. Hemos de centrarnos en los inciertos pasadizos. El TRAYECTO elegido siempre será aventurado, adaptado a las limitadas percepciones personales; expuesto a las confrontaciones con las versiones de otra gente. La elección resultará decisiva, aunque no siempre seamos conscientes de ello.
Metidos en tales agobios, por si no teníamos suficiente, en las modernas estructuras han proliferado las disyuntivas falseadas desde procedencias irreflexivas y desde maliciosas perpetraciones disimuladas. La bola de la CONFUSIÓN amplía su envergadura. La parte trasera de las organizaciones adquiere mayor relevancia cada día y muestra un progresivo alejamiento tendencioso con respecto al ciudadano común. Lejos de encontrarnos con intentos correctores, detrás del jolgorio mediático, proliferan los ocultamientos perversos.
Cada uno dirá si le parece justificada la atención prestada por los caminantes respectivos por los andurriales o por las lujosas autopistas existenciales. La exigencia de los requerimientos en busca de una convivencia aceptable, dispersa la consistencia de las actuaciones individuales; en una clara tendencia a la LIGEREZA argumental y sobre todo participativa, dejando la incógnita de cuando será el momento propicio para la reconversión gratificante. Lo resumo en el cuento breve:
Una vez sobrepasado el primer círculo, disfrutó en la esfera del conocimiento. Desde ésta, alcanzó el segundo círculo, logrando el acceso a la esfera de los chismorreos; allí le resultaba entretenido el ejercicio con los rumores. En la tercera esfera le ocuparon las ensoñaciones y no aparecieron nuevos pasadizos. La frustración le dejó turbado. Pensó inmediatamente en el retorno, mas las vías de comunicación no permitían el retroceso; sólo funcionaban en un sentido de la marcha.
No le fue posible el regreso.
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