Cuando un amante del fútbol habla de Iker Casillas deja la bufanda a un lado. Da igual el equipo con el que simpatices, un jugador de la talla del guardameta de Móstoles siempre es respetado y querido por todas las aficiones. El mundo del deporte se quedó en "shock" con la noticia de su infarto, y no es para menos. Nadie lo esperaba y ha servido para que deportistas, aficionados, políticos, actores... le hayan transmitido todas sus fuerzas para una temprana recuperación.
Muchos coinciden en que el único "pero" que se le puede poner a la impoluta trayectoria del portero español fue la salida del equipo de su alma, el Real Madrid. Pocos auguraban una marcha tan nefasta como la de Iker. El argumento de que filtraba noticias sobre el vestuario a la prensa en la época de José Mourinho en el banquillo es más que insuficiente para que recibiera el trato que recibió en su día. Unas críticas totalmente inmerecidas para, probablemente, el mejor portero en la historia de los "merengues".
Pero gran parte de la afición madridista y el resto de seguidores españoles prefieren quedarse con lo positivo. Debutó en el primer equipo con 18 años en la Catedral ante el Ahtletic de Bilbao y ya nadie consiguió echarle de la portería madridista hasta la llegada de Mourinho al paseo de la Castellana. Era un verdadero portento bajo los tres palos: gran posicionamiento, una capacidad de estirarse brutal y unos reflejos felinos que provocaban la ira de los atacantes rivales.
Su trayectoria con la selección española merecería un artículo aparte. Capitaneó de forma ejemplar a la mejor España de la historia y consiguió unificar (de la mano de Xavi Hernández) a un vestuario dividido entre madridistas y culés. Paradas como la que le hizo a Robben en la final del Mundial 2010 o la tanda de penaltis frente a la selección italiana en la Eurocopa 2008 quedarán siempre en la retina de los aficionados.
A pesar de todas las críticas que ha recibido en los últimos años debido a su bajón de rendimiento, sigue jugando al máximo nivel en un grande europeo como el Oporto, lo que habla muy bien de su carácter y personalidad.
|