Un estudio británico, en el que participaron 2.622 padres, publicado por la Royal Society for Public Health revela que dos de cada cinco padres (41%) con hijos menores de 18 años habían estado expuestos a mensajes negativos sobre las vacunas en redes sociales y un 38% de ellos en foros digitales. La cifra aumenta en el caso de los padres con niños menores de dos años pues la mitad de ellos están expuestos a este tipo de fake news sobre las vacunas. Aunque sólo uno de cada diez (10%) padres afirmaron que confiarían en los mensajes que reciben a través de las redes sociales, esta exposición sustancial a este tipo de mensajes puede terminar teniendo efectos.
“El bulo más peligroso sobre las vacunas es el falso estudio del médico británico Andrew Wakefield, que en 1998 relacionó la triple vírica (sarampión, rubeola y paratoditis) con el autismo. Una vez que se descubrió el fraude, perdió la licencia y el estudio fue retirado de la publicación, pero su mensaje sigue calando en un sector de la sociedad”, indica Mateos, que recuerda que dos décadas después, Europa se ha enfrentado a la peor epidemia de sarampión con 41.000 casos y 37 muertes en 2018.
Collares de ámbar para los dientes
Otros bulos muy extendidos son los relacionados con la lactancia materna y la dentición infantil. “Una de las dudas habituales de las madres lactantes es si la leche materna puede causar caries a los bebés. Es falso. No hay ninguna evidencia científica que lo indique”, explica Cristina Valiñas, matrona del Hospital Álvaro Cunqueiro y autora del blog Padres Millennials.
También se habla mucho en redes sociales de los presuntos beneficios de los collares de ámbar para evitar el dolor de la erupción de las primeras piezas dentales. “Este bulo es, incluso, peligroso. El ámbar no tiene ninguna propiedad analgésica ni antiinflamatoria y los bebés o niños pequeños no deben llevar collares por el riesgo de asfixia y atragantamiento”, insiste Valiñas.
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