En el verano de 2017 la violencia arrojaba a 740 000 personas rohingya a escapar de sus hogares hacia Bangladesh. Hoy, dos años después, la situación continúa deteriorándose. Se calcula que cerca de un millón de personas refugiadas vive de la ayuda humanitaria coordinada por el Gobierno de Bangladesh con el trabajo de más de 130 ONG locales, nacionales e internacionales.
Un total de 61 ONG, Acción contra el Hambre entre ellas, nos hemos unido para alertar del empeoramiento de la situación de esta minoría étnica, tanto en origen como en destino: por la persecución y violencia en Myanmar y por el deterioro de las condiciones de vida en Bangladesh. “Queremos lanzar, además, un llamamiento tanto a las partes como a la comunidad internacional, para que se comprometan a garantizar a refugiados y comunidades de acogida unas condiciones de vida dignas”, declara Oliver Longué, director general de Acción contra el Hambre en España.
Myanmar: La persecución y violencia se agravan en el Estado de Rakhine Las políticas discriminatorias en Myanmar contra la comunidad rohingya en el estado de Rakhine se traducen en restricciones a la libertad de movimiento, acceso limitado a la educación y a los servicios de salud y escasas oportunidades de obtener ingresos. Más de 128 000 desplazados internos de esta etnia u otras comunidades musulmanas viven confinados en campos temporales desde 2012. Campos que, desde que detonó la crisis de 2017, el Gobierno de Myanmar amenaza con desmantelar.
“Las condiciones en Myanmar no son propicias para el regreso de los refugiados rohingya en este momento. Como se desprende de un informe reciente del Instituto Australiano de Política Estratégica, no sólo los preparativos para el retorno han sido mínimos, sino que las autoridades siguen arrasando las aldeas de rohingya para dar cabida a bases militares y posibles campamentos de repatriación. El reciente recrudecimiento de la violencia ha empeorado la ya precaria situación humanitaria en el centro y norte del estado de Rakhine”, explica Longué.
Bangladesh: Los refugiados afrontan el deterioro de sus condiciones de vida Los esfuerzos colectivos de la comunidad humanitaria bajo el liderazgo del Gobierno de Bangladesh han mejorado las condiciones de los campos de refugiados, han fortalecido la prevención ante el riesgo de monzones y ayudado a controlar los brotes de enfermedades. Sin embargo, la inseguridad y la falta de protección son cada vez más preocupantes.
“Los casos de violencia de género y la restricción a la libertad de circulación aumentan los riesgos a los que se enfrentan las mujeres y las niñas refugiadas. Las personas con discapacidades y afecciones médicas graves experimentan barreras para acceder a los servicios de salud”, alerta Longué y continúa: “Con la disminución de los fondos1 y las continuas restricciones al acceso de los refugiados a la educación y a los medios de subsistencia, es probable que la crisis empeore”.
En estos dos años, se calcula que Acción contra el Hambre ha diagnosticado de media a más de 77 000 niños y niñas de desnutrición al mes, distribuido kits para construir refugios a 52 835 personas, servido comidas calientes a 52 835 y proporcionado apoyo psicológico a 151 120 personas refugiadas rohingya en el campo de Cox’s Bazar (Bangladesh).
Instamos a las partes a encontrar una solución al desplazamiento “En respuesta a la crisis actual, desde Acción contra el Hambre, junto a las demás 60 organizaciones nacionales e internacionales que trabajamos en Bangladesh y Myanmar, seguimos comprometidos a prestar asistencia y proteger los derechos de los refugiados, los apátridas, los desplazados internos y las comunidades de acogida hasta que se encuentren soluciones adecuadas para su desplazamiento dentro y fuera de Myanmar, incluida la repatriación segura y voluntaria”, resume Longué.
|