Según el informe “Threat Landscape Report” publicado recientemente por S21sec, la mayor compañía Pure Player de servicios de ciberseguridad de la península Ibérica, durante el primer semestre de 2019 se ha observado una mayor actividad hacktivista tanto a nivel nacional como internacional.
Cuatro han sido las campañas que han liderado las acciones más intensas durante este período: #OpCatalonia, #OpNicaragua, #OpSudan y #FreeAssange y, por tanto, las que más están siendo monitorizadas por los expertos en ciberseguridad para prevenir cualquier indicio de actividad maliciosa.
“Cada día es más necesario realizar una monitorización continua de las operaciones hacktivistas que tienen lugar en todo el mundo para detectar y prevenir potenciales ataques o amenazas a la seguridad colectiva por parte de estos grupos o de su entorno”, destaca Sonia Fernández, Team Leader Digital Surveillance Spain de S21sec.
“Estas cuatro campañas destacan por su constante presencia, así como su extraordinario uso de medios y herramientas digitales muy diversas como instrumentos para continuar con sus reivindicaciones, por lo que es necesario darles un seguimiento exhaustivo”.
Un movimiento descentralizado, pero de elevado ciber-riesgo Cabe destacar que, según los expertos, el hacktivismo es un movimiento descentralizado, pero que se sitúa en un nivel muy alto de riesgo para la ciberseguridad debido a lo mediático de su actividad y a la criticidad e impacto que puede tener para ciudadanía y gobiernos. Según su naturaleza y grado de organización el hacktivismo se puede clasificar en:
Colectivos hacktivistas Actúan a nivel global, como Anonymous, el grupo Pryzraky y Ghost Squad Hackers.
Grupos de activismo digital Entre los que se encuentran:
Grupos organizados: Han pasado de ser movimientos que exclusivamente actúan en las calles, a aprovechar los medios digitales como herramienta para continuar con sus reivindicaciones. Entre estos destacan los grupos nacionalistas y agrupaciones como los Chalecos Amarillos.
Usuarios anónimos: Llevan a cabo acciones concretas contra objetivos específicos, sumándose en ocasiones a alguna causa hacktivista, utilizando medios digitales.
“El fenómeno del hacktivismo se ha convertido en una amenaza latente a día de hoy”, subraya Sonia Fernández. Su mayor participación en operaciones cibernéticas, la facilidad de los actores atacantes para llevar a cabo acciones maliciosas o la mayor conectividad entre los dispositivos y sistemas informáticos ubicados en los objetivos de los mismos “son razones de peso para nunca bajar la guardia ante el impacto para la ciberseguridad global que puede suponer la actividad de estos grupos”, concluye la directiva.
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