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Muertos, nos quieren muertos

El Gobierno quiere súbditos, no ciudadanos
Teresa Berengueras
martes, 18 de junio de 2013, 07:24 h (CET)
Hay casi siete millones de personas que no tienen trabajo, lo perdieron a causa de una crisis que no tiene final y no parece que éste vaya a llegar en un tiempo prudencial. Hay gentes que no tienen para comer y rebusca entre los cubos de basura con la esperanza de encontrar algo que llevarse a la boca. Lo escribo porque lo he visto, no una vez, muchas, demasiadas, muy a mí pesar.

Los ciudadanos que perdieron su trabajo hacen cola en la oficina de empleo y la respuesta resulta ser siempre la misma: “Le avisaremos”, contestación que ha venido a substituir a aquella que se acuñó hace años en las que en la ventanilla de turno se contestaba al contribuyente con un: “Vuelva usted mañana”•.

La llamada nunca llega. Por desgracia es una triste y contrastada realidad que la gente que se ha quedado en la calle no tiene posibilidades de encontrar otro trabajo. Y mucho menos si ya ha cruzado la barrera de los 45 años. Terrible.

Si son los más jóvenes los que se quedaron sin trabajo, a pesar de ser una de las generaciones mejor preparadas, les queda la opción de esperar a que llegue el trabajo en España o bien crucen las fronteras y emigren, dejando a amigos, padres, hermanos, toda una vida a sus espaldas para buscarse la vida en cualquier parte. Un elevado tanto por ciento ya se ha ido y algunos incluso han comenzado una vida nueva, sin condiciones “Premium”, con sueldos escasos y posibilidades de ir tirando y buscando asentarse a base de esfuerzo, de trabajo, de mucha soledad. Sin pensar en volver y luchando a brazo partido para organizarse la vida lo mejor posible lejos de su lugar de nacimiento.

Los que obtuvieron notas altas en la Universidad, gente joven con capacidad para desarrollar con prestigio su trabajo, científicos, médicos, físicos, químicos, en fin jóvenes en los que su familia ha creído y con esfuerzo han podido finalizar los estudios para los que se sentían llamados, se han ido lejos sin que los poderes públicos hagan nada para que se queden en España, de esta manera se está desperdiciando no sólo su talento, sino también la inversión que la sociedad, vía impuestos, hizo en ellos. La actual política restrictiva en la enseñanza está alejando de las aulas a aquellos que, pese a su talento, no pueden hacer frente a la brutal subida de las tasas de matrícula, subida que ha coincidido con un recorte en la política de becas por parte del Ministerio que dirige Wert.

Con sus recortes en la Sanidad pública el Gobierno está haciendo un trabajo ímprobo para que ésta se convierta en privada y tan sólo lleguen a ella aquellos que puedan pagarla, es una manera que tienen los que están al mando de este barco que se hunde de favorecer los intereses de las sociedades médicas privadas. Se intenta desprestigiar a la Sanidad pública para así, indirectamente, favorecer a la privada. Hay casos que son de puro escándalo en las relaciones entre los gestores de la pública y la privada, en Catalunya, por ejemplo, el Conseller de Sanidad proviene de la cúpula de la patronal de mutuas sanitarias privadas.

La Sanidad pública está haciendo aguas desde el día en que decidieron quitar médicos, enfermeras, cerrar quirófanos, bajar los sueldos al personal del sector, privatizar hospitales hasta ahora públicos y construidos con el dinero de todos para entregarlos al mejor postor en una subasta inmunda e inmoral. Llegando por último a lo más exasperante como negarle a un enfermo de cáncer un fármaco para aplazarle las sesiones de quimioterapia.

También el Gobierno ha puesto la tijera en la Enseñanza pública donde además de aumentar la ratio de alumnado por aula los comedores escolares han visto aumentado el precio con el aumento del IVA en este curso que ahora acaba. Muchos niños la única comida decente que hacen al día es la del colegio, de ahí la preocupación actual del profesorado ya que con las vacaciones los comedores escolares se cierran y con este cierre se va a abocar a los niños más desfavorecidos a no poder hacer ni tan sólo una única comida decente al día. En algunos lugares van a tener que ser los Ayuntamientos los que subsanen estas carencias manteniendo abiertos los comedores escolares durante la época de vacaciones. También aquí la política del Partido Popular es denigrar lo público, en este caso la enseñanza, para primar los colegios privados y concertados. Parece que la única política que conocen estos supuestos liberales amparados bajo el ala de la gaviota es que quien no pueda pagar un servicio prescinda del mismo.

El presidente Rajoy huye de los periodistas, y comparece ante ellos encerrado en su último juguete, el plasma de un televisor. No pisa la calle, no sabe cuales son las necesidades de sus conciudadanos y lo peor de esta situación es que parece vivir aislado en una burbuja a la espera de que el paso del tiempo arregle todo el desaguisado que está cometiendo al no saber gestionar la actual situación de crisis económica. La política es servicio al ciudadano pero aquí y ahora parece ser que la política que Rajoy y sus ministros llevan adelante es la del tijeretazo sin ton ni son, es cierto que hay una crisis pero no son los que la padecen los que la trajeron. Hay otras soluciones, hay que priorizar en el gasto, hay que seleccionar a la hora de marcar impuestos y que pague más quien más tiene. Todo esto es lo que el Gobierno Rajoy no está haciendo. Y aún tienen la cara dura de decir que hemos gastado por encima de nuestras posibilidades, eso lo hicieron ellos gracias a los sobres llenos de euros que durante años les ha estado entregando Bárcenas, el innombrable para el señor Rajoy.

Sin trabajo, sin casa, con los salarios cada vez más bajos, con las pensiones congeladas y perdiendo cada año poder adquisitivo sin que se atisbe una mera esperanza de mejora, con la Ley de Dependencia aparcada en prestaciones y en reconocimiento de nuevos afectados, con todo esto los españolitos de a pie ven cómo se van escapando por las rendijas de la excusa de la crisis tantos y tantos derechos sociales que se tardaron años en conseguir pero que Rajoy y sus mariachis nos los van a quitar en menos de una legislatura.

Es imposible continuar así, y ante esta situación la sangre hierve y me entra una mala leche del copón, así de claro.

Una piensa que para que el país sea el que el Gobierno se imagina como ideal, visto lo visto, lo mejor sería que los dependientes no existieran, se murieran, parece que hacen todo lo posible para hacerles más rápido el camino al cementerio, que los jubilados no sean tan longevos, que los jóvenes emigren en busca de trabajo a otras latitudes, así los poderes públicos no tendrían tantos dolores de cabeza para cuadrar el presupuesto, y todos los demás, los que queden, que esperen un poco, sólo un poco hasta que el Adelson de turno instale sus casinos exentos de impuestos y les den un trabajo mal remunerado gracias a la ley de la oferta y la demanda, pero ya está bien, ¿qué quieren? ¡no hay más!.

Con esta política todos contentos, el país con menos ciudadanos en apuros y ellos aupando a esos amiguetes del alma, defraudadores, imputados, chorizos, chorizillos y una larga lista de gente que está ahorrando a costa de los demás para su elitista tercera edad en los paraísos fiscales.

Con un país sin problemas, en donde los ancianos mueren de urgencia, como los dependientes, con los niños desnutridos, con los trabajadores sin trabajo y sin sustento los gobernantes vivirían tranquilos junto con todos los Bárcenas, Millet, Ferrovial, con los ERES del PSOE andaluz, con los de las ITV catalanas y las presuntas financiaciones ilegales de CiU y con todos aquellos corruptos que andan por la calle sin problemas, estando involucrados hasta las trancas en temas de dinero.

La palabra vergüenza la desconocen, teniendo el país como lo tienen debería estar prohibido pensar, ¿pensar qué?, hay que actuar el país tiene una situación de URGENCIA.

El Gobierno cree que los votantes son sus súbditos, le hayan votado o no, y olvida que el tiempo del servilismo hace siglos que pasó, ahora somos ciudadanos y como tales debemos comenzar a exigir ya responsabilidades a quienes gobiernan, y si no saben gobernar que se queden en casa y no se excusen en que no les agrada hacer lo que hacen pero que toda la política económica les viene impuesta desde Bruselas o Berlín. Todavía no he visto a ningún miembro del Gobierno Rajoy elevar la más mínima protesta ante las exigencias europeas. Hay otros caminos alternativos a los recortes del estado de bienestar, que los tomen pronto o no quedará ya nadie para contarlo. Los pocos que queden, los que gobiernan y sus amigos predilectos, se habrán marchado a cualquier paraíso fiscal a disfrutar del saqueo. Y si no se toman medidas lo antes posible la explosión social está llamando a la puerta, los ciudadanos ya no pueden aguantar mucho más. Muertos, sí, nos quieren muertos, les importa un bledo cómo. Triste. Indignante.

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