Los ministros de Economía de la eurozona tratarán de cerrar este jueves un acuerdo para limitar a entre 50.000 y 70.000 millones de euros el uso del fondo de rescate (MEDE), cuya dotación total asciende a 500.000 millones, para la recapitalización directa de la banca.
El Eurogrupo tiene previsto adoptar, tras seis meses de debates, las reglas que regirán el funcionamiento de la recapitalización directa de la banca, cuyo objetivo es romper el "círculo vicioso" entre deuda bancaria y deuda soberana.
No obstante, el compromiso final diluye los efectos pretendidos con la recapitalización directa. No sólo se impondrá un tope muy bajo sino que además se exigirá que el Estado miembro beneficiario contribuya al rescate de su banca, con el argumento de que así se evita que se desentienda de los problemas de las entidades.
El límite, que probablemente se fijará en 60.000 millones según las fuentes consultadas, se ha fijado para evitar que se agote rápidamente la dotación del MEDE, ya que las ayudas directas a la banca consumen mucho más capital que los fondos concedidos para el rescate de Estados.
Otra de las cuestiones pendientes de decidir es si la recapitalización directa tendrá carácter retroactivo para países que ya han recibido ayudas europeas para la banca a través del Estado, como España, Irlanda o Grecia. Ello permitiría que el rescate bancario de 40.000 millones de euros no compute como deuda pública.
En el Eurogrupo se da por hecho de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, no pedirá la recapitalización directa retroactiva para la banca española. "Si estuviera en su posición, probablemente también lo excluiría", ha explicado un alto funcionario europeo. "La señal que enviaría sobre la fuerza del balance del Estado español no sería precisamente eufórica", añade.
El Eurogrupo considera que las perspectivas para la economía española, pese a los actuales problemas de crecimiento y alto nivel de paro, son positivas. España puede convertirse en "el polo de crecimiento de Europa, quizá no para el próximo año, pero sí en cuatro o cinco años, porque se han emprendido muchas reformas significativas".
Según el principio de acuerdo sobre la mesa de los ministros, un Estado miembro sólo podrá pedir la recapitalización directa de una entidad como último recurso. Es decir, cuando las quitas a los acreedores no sean suficientes para cubrir el déficit de capital y el Gobierno no pueda inyectar fondos sin poner en riesgo su estabilidad presupuestaria. La entidad debe tener carácter sistémico y su quiebra plantear un riesgo a la estabilidad de la eurozona.
Antes de cualquier decisión, el MEDE, la Comisión y el Banco Central Europeo examinarán si la entidad es viable y la someterán a un test de estrés para verificar el capital necesario.
Si la entidad no alcanza el ratio mínimo legal de capital del 4,5% el Estado beneficiario deberá aportar el capital necesario para llegar a este nivel antes de que el fondo de rescate intervenga. Si ya lo cumple, el país receptor deberá contribuir con entre el 10% y el 20% de los costes del rescate, mientras que el MEDE asumirá el resto.
Los ministros de Economía de la eurozona tienen previsto también debatir la situación en Grecia y la petición del primer ministro chipriota, Nicos Anastasiades, de relajar las condiciones del rescate de 10.000 millones de euros para mitigar su impacto negativo sobre la economía. No obstante, las fuentes consultadas descartan cambios importantes en los términos del rescate.
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