La población civil en el noreste de Siria está en riesgo y la ayuda humanitaria podría verse totalmente interrumpida tras el lanzamiento de una nueva operación militar en el área, según Oxfam Intermón y otras 14 organizaciones.
Los informes del personal humanitario sobre el terreno dan cuenta del éxodo de parte de la población y de la interrupción de servicios básicos, incluidos los servicios médicos y el suministro de agua. Las organizaciones de ayuda dicen que parte de su personal local ha huido con sus familias, mientras que otros están encerrados en sus casas. Unas 450.000 personas que viven a menos de 5 km de la frontera entre Siria y Turquía están en riesgo si las partes no ejercen la máxima moderación y priorizan la protección de las personas civiles. Esta población incluye a más de 90.000 personas desplazadas, que ya se habían visto obligadas a huir de sus hogares al menos una vez durante la guerra.
Según la agencia humanitaria de la ONU, OCHA, hay al menos 1.650.000 personas que necesitan asistencia humanitaria en el noreste de Siria. La respuesta humanitaria se verá amenazada si la inestabilidad obliga a las organizaciones a suspender sus programas o reubicar a su personal, como ya está sucediendo. Con otra gran crisis en curso en Idlib y enormes necesidades en todo el país, la capacidad de respuesta en Siria ya está llegando al límite.
Las 15 organizaciones de ayuda instan a las partes en conflicto a respetar plenamente el derecho internacional humanitario y asegurarse de que no se utilizan armas explosivas en zonas pobladas. Deben garantizar que se tomen todas las medidas para proteger a la población civil y facilitar el acceso humanitario seguro y sin obstáculos. Las personas que viven en el área afectada por esta acción militar tienen derecho a la libertad de movimientos y no deben ser desplazadas por la fuerza de sus hogares.
Del mismo modo, no debe haber retornos forzosos a Siria de personas refugiadas que viven en Turquía. Cualquier persona que regrese podría enfrentar amenazas a su seguridad y protección, puede verse sujeta a desplazamiento interno y depender de una asistencia humanitaria que la comunidad internacional no está en condiciones de proporcionar. Además, según el gobierno de Turquía, se estima que el 83 por ciento de los tres millones de sirios y sirias refugiados en Turquía no son originarios del noreste.
La comunidad internacional debe desempeñar un papel importante para ayudar a resolver esta crisis. El Consejo de Seguridad de la ONU, que debatirá la situación este jueves, debe enfatizar la necesidad de moderación y reiterar la importancia de proteger a la población civil y facilitar las operaciones humanitarias.
La situación de seguridad en el área ya es frágil, con decenas de miles de combatientes y sus familias detenidos en campos y centros de detención. Todos los niños y niñas deben de ser protegidos y recibir asistencia humanitaria, y los países de origen deben tomar medidas inmediatas para repatriar a los aproximadamente 9.000 menores de al menos 40 nacionalidades diferentes que se encuentran en el noreste de Siria.
Se necesitan medidas urgentes para garantizar que la situación humanitaria en el noreste de Siria no empeore aún más, con consecuencias potencialmente graves para las familias y los niños y niñas que se encuentran nuevamente atrapados por esta violencia letal.
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