Madrid se ha llenado de miles de españoles hartos de recortes, hartos de despidos y de ejecuciones de hipotecas. Madrid se ha llenado ayer de miles de españoles que protestaban por la crisis, por el radicalismo capitalista y por el hundimiento de derechos previamente consolidados.
La marcha acabó con menos alboroto de lo que cabía esperar, con menos destrozos y menos detenidos. Los radicales que siempre aprovechan estos acontecimientos no tuvieron su día o estuvieron adecuadamente controlados. Por supuesto la izquierda más radical, más obsoleta y más desprestigiada por el devenir de la historia, la izquierda tardocomunista del Sindicato Andaluz de Trabajadores, con Sánchez Gordillo a la cabeza, estaba dirigiendo todo el movimiento que durante semanas se ha dirigido a Madrid, sufrida Madrid.
La crisis que ha unido a estos cincuenta mil españoles, y tantos otros que no acudieron a manifestarse, contra sus consecuencias tan dolorosas estalló durante el mandato de Zapatero, el primer ministro que reconoció su ignorancia económica ante un micrófono descuidadamente abierto, el primer ministro que prefirió contar nubes o inventar brotes verdes para disimular su desconocimiento y su incapacidad mientras la economía se hundía, mientras las listas del paro crecían y mientras se reducían salarios y prestaciones sociales.
¿Dónde estaban esas manifestaciones cuando todo esto se fraguaba? ¿Dónde esa izquierda ajada con pañuelo palestino a los hombros cuando Miguel Sebastián le prometía a Zapatero que en un par de clases aprendería lo suficiente como para llevar a España a buen puerto? ¿Dónde cuando los primeros recortes, dónde cuando los primeros ataques a los funcionarios, dónde cuando los primeros desahucios ya en esa época? ¿Dónde cuando las mentiras de Solbes en los debates televisados? ¿Es que entonces no había razones para manifestarse, para salir a la calle y armarla, para parar despidos, para acudir a Madrid en masa? Sectarismo se llama eso y marca claramente que las razones, las hay bien dignas, de esta manifestación son otras diferentes de la defensa del débil, del obrero, del despedido, del desahuciado.
Y si había razones tan poderosas, que las había, ¿dónde estaba la derecha, dónde sus movilizaciones, dónde sus quejas y sus protestas? ¿Por qué la derecha sólo saca a sus masas a la calle para protestar contra el aborto o contra algunas leyes educativas? ¿Acaso entre los once millones de votantes del PP no hay obreros, no hay despedidos, no hay desahuciados? ¿Será que la sensibilidad social de la derecha, desde el obrero hasta el magnate, hasta el mangante, no existe?.
Sí, sí, ya, claro, calma, demagogos, magnates y mangantes los hay también en la izquierda a las hemerotecas me remito.
|