Dar forma y condiciones dramáticas o exagerar con apariencias afectadas es el juego del gato y el ratón en el que les gusta entrar a Mas y Rajoy. Sobre su encuentro o entrevista, todo son habladurías y suposiciones. Hasta la misma vicepresidenta entra en liza y dice que Mas no ha solicitado entrevista alguna.
Lo evidente es el desencuentro. Está claro que el mayor sordo es el que no quiere oír. Y ambos se han puesto unas orejeras colosales, no sé si en razón a sus atributos, que son muchos.
El último capítulo del independentismo catalán y el enrocamiento del nacionalismo español suenan a juego de tronos y espasmos veraniegos según la canícula, mientras los empresarios catalanes apuestan decididamente por una tercera vía, que, en realidad, es un paso antes de hasta luego Lucas.
¿Hasta dónde quiere llegar Rajoy? ¿Hasta dónde quiere llegar Artur Mas? Está claro que Mas hasta donde le diga Oriol Junqueras. Y Rajoy a ningún sitio.
Nihil novum sub sole. No hay nada nuevo bajo este sol que nos alumbra después de años de desencuentros. Gay de Montellà, el jefe de la patronal catalana, ha recordado que su bisabuelo Ferrer-Vidal fue uno de los encargados de llevar a la reina regente María Cristina la petición del concierto económico para Cataluña en 1897.
Y al cabo de ciento diecisiete años, seguimos casi igual, o incluso peor: él está pidiendo que se reconozca a Cataluña como una nación con plenas competencias en lengua y cultura, que Cataluña gestione y recaude los tributos mediante su Agencia Tributaria propia y plena capacidad para la organización local. Un paso desde luego en la línea de una ruptura progresiva con el estado español y la consolidación de facto del estado catalán que ya en su día declaró Companys.
Lo evidente a estas alturas es que en Cataluña existen tantos defensores de la independencia como de su mantenimiento en España con toda la autonomía posible. Pero se evidencia que la calle ha sido ganada por los independistas y el resto de los ciudadanos están a la defensiva.
Tarde han surgido colectivos ciudadanos como Societat Civil Catalana o la Asociación Libres e Iguales, encabezada por Vargas Llosa, Albert Boadella, Jon Juaristi o Arcadi España, que alzan su voz contra la independencia. Y otros, como la plataforma que propone una solución federal, con intelectuales como Nicolás Sartorius, Ángel Gabilondo, Baltasar Garzón, José Luis Cuerda…
Un capítulo más en esta larga historia sobre la que se propone un continuo diálogo. Algo bueno siempre. El día que este se rompa habremos pasado el Rubicón.
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