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La pata rota de España

La costumbre del tarde, mal y arrastro
José Castelao López
miércoles, 13 de agosto de 2014, 07:27 h (CET)
Se acerca el invierno, y sin duda será un duro invierno en el sistema universitario español. Este año los máximos responsables de las universidades españolas tendrán que analizar y hacer frente a diferentes medidas, entre las que se puede destacar tres. En primer lugar, finalizan los planes de financiación de diversas comunidades autónomas. También entrarán en vigor algunos decretos (como el decreto 222/2011 en el caso de Galicia) creados para la ordenación o regulación de las titulaciones oficiales impartidas en los campus. Y en última lugar, se abre también el dilema de sí en unos pocos años se volverá a reformular los grados y másteres. En vez del actual sistema de cuatro años de grado y uno de máster se postula la alternativa de tres años de grado y dos de máster, de esta última forma se tendría una educación más similar a nuestros vecinos europeos.

España nunca fue un paradigma en el sistema educativo y se empeña en proseguir con una costumbre tan española como el tarde, mal y arrastro. Una de las numerosas críticas que recibe desde fuera es que presta poca atención a la educación primaria y secundaria y se incrementa en los mayores niveles (a excepción de la formación profesional), como el universitario. Se ha comprobado que sí una persona recibe una mejor formación en las primeras etapas de su vida, los siguientes peldaños los superará con mayor facilidad. Un ejemplo que sirve para esta afirmación sería un aumento del gasto público al contratar profesores nativos en los primeros niveles educativos, con esta humilde aplicación tanto el gasto público o en mayor medida el privado (proporcionado por las familias o las mismas personas implicadas) se reduciría en las siguientes etapas y aumentaría el conocimiento en las materias o lenguas.

Sin más preámbulos es importante conocer las novedades potenciales que se van a introducir en las universidades, aunque en un primer momento no se repercutan en los universitarios, pero sin lugar a dudas se dejaran notar a medio y largo plazo. En primera instancia se terminan los planes de financiación, que fueron creados por las diferentes comunidades autónomas para mitigar la disminución de los presupuestos del estado en el ámbito de la universidad y aminorar los efectos negativos como las pérdidas de capital humano o las investigaciones que se estaban llevando a cabo. Como señala el informe “Evolución de los presupuestos de las universidades públicas” realizado por la USC y las CCOO todas las comunidades fueron realizando sus presupuestos en el periodo analizado (desde el 2009 hasta el 2013).

Es importante destacar que para conocer el presupuesto de cada comunidad autónoma se sumaron los presupuestos de todas las universidades públicas situadas en las mismas. Por lo tanto, sí aún con la ayuda a niveles regionales disminuyeron los presupuestos, la cuestión es que sucederá sí la ayuda disminuye o simplemente desaparece.

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Los decretos que regularán el sistema universitario pretenden lograr una mayor “eficacia” de las titulaciones. Se pretenden eliminar titulaciones que no sean estrategias o lo que es lo mismo que no tengan alumnos. La idea es crear un sistema de oferta y demanda, en el que sí no hay demanda tampoco habrá una oferta. La justificación es que no se puede permitir pagar a cien profesores de humanidades o de filología (entre otras) cuando no existen ni cincuenta alumnos en todos los cursos que estudien la carrera. Este punto afectará en gran medida a los profesores que verán peligrar sus puestos de trabajo pero sin duda el punto más debatido y destacado es el que tiene que ver con otro cambio bolonio, en referencia al plan Bolonia. Es cierto que en numerosos países se sigue una estructura de tres años de carrera o grado y dos de máster o especialidad, pero esté cambio llega como siempre un poco tarde a nuestro país. Primero porque la instauración del plan Bolonia no ha gustado a mucha gente, como profesores (más trabajo), como alumnos (mayor asistencia presencial) o profesionales de diferentes áreas que declaran que cuatro años no es suficiente preparación. Y segundo, porque en este momento se cree que el cambio puede provocar un aumento del precio de las tasas universitarias para suplir la disminución de los gastos públicos o la disminución de alumnos. El futuro en la educación es incierto y siempre ha sido una de las muchas patas rotas de nuestro país. Asimismo es importante destacar que aún teniendo una deficiente o inapropiada estructura a nivel educacional, nuestro sistema a exportado numerosos médicos que están en los centros de investigación más pioneros, arquitectos que están construyendo el canal de Panamá o ingenieros que van a crear un tren en medio del desierto, asique sí aun haciendo las cosas mal somos buenos, cuando se tomen las medidas adecuadas y se apueste por la educación, sin duda seremos excepcionales.

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Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que ya pasó de moda hace rato, a saber, la verdad. No siempre existió este modelo actual de relativizar absolutamente todo al punto de que cualquier afirmación es digna de ser considerada verdadera o certera porque, en el afán de un falso pluralismo intelectual, se quiere aceptar cualquier postulado, venga de quien venga.

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