Esto aplica para cualquier comunidad en cualquier parte del mundo, trasciende frontera, raza y contexto histórico, sin embargo, me toca hablar acerca de aquellos mitos que nos rigen en el presente, que nos sujetan y hacen funcionar en conjunto, heredados desde hace generaciones pero que siguen vigentes en el aquí y ahora. Cabe aclarar que los mitos que menciono en este articulo son solo 3 de los muchos que me llegan a la mente en este momento, y si profundizamos en reflexión estoy seguro de que la lista se haría un tanto mas extensa.
1.- El dinero
La importancia de dinero en nuestras vidas es tal que sencillamente nadie puede pensar su supervivencia sin la intervención de este ficticio recurso, el valor del dinero se encuentra en el supuesto imaginario de que este “vale”, por redundante que suene. El intercambio económico es concebible solo a través de la moneda (son contadas las comunidades en las que se use el trueque y aun así, solo es utilizado de forma parcial, la comunidad sigue teniendo intercambios monetarios con el exterior) y así lo conocemos desde hace generaciones, es la herencia de nuestros padres y la herencia que a ellos les dejaron nuestros abuelos. Pero ¿cual es el valor real del dinero?, si yo quemo un billete ¿el país se ha hecho mas pobre? obviamente no, sin embargo, yo he perdido la oportunidad de adquirir con el valor que ese billete tenía, ¿porque?, pues porque el billete vale en tanto que yo y los demás hacemos que valga, es decir, el valor real del dinero no existe, es un mito instaurado tan profundamente en el imaginario social que es casi imposible concebir una realidad en donde no tenga un valor, puesto que este valor forma parte de la estructura que nos sostiene como sociedad e incluso, como individuos.
2.- El Estado
El estado es un coágulo de poder: el poder individual al que han renunciado los individuos que han aceptado subordinarse a esta institución a cambio de la promesa de seguridad, bienestar y desarrollo, sin embargo, para cualquier individuo que haya nacido subordinado a un estado, es casi imposible imaginar la existencia sin este (igual a lo que pasaba con el dinero). Ya sea a través de un contrato social o por miedo, el 99% de la población mundial se encuentra subordinada a un estado, y son estos los que se encargan de dirigir el rumbo de las vidas de sus ciudadanos, mantener las relaciones de poder estables, sostener el movimiento de la economía, satisfacer las necesidades básicas de la población y fomentar el desarrollo y el potencial de los individuos que confían en el Estado (estoy hablando de un mundo maravilloso, en la realidad, muchos se han mostrado incompetentes para cumplir mas de uno de estos puntos). Un Estado se mantiene funcionando a través de sus aparatos ideológicos (escuela, religión, familia, etc) que se encargan de reproducir en los individuos los patrones de pensamiento que mantengan funcionando al mismo, estos aparatos ideológicos se encargan de que todo pensamiento y deseo del sujeto (sujeto a la ideología del estado) vaya en sintonía con los propósitos de este. Si bien de tanto en tanto estalla una revolución social aquí y allá, es solo para cambiar la ideología que reproducen estos aparatos del Estado, en si, toda lucha social es una lucha por el control del Estado (poder de Estado) y no por la disolución de este, sea cual sea la causa de la lucha, el Estado prevalece.
3.- La cultura:
La cultura en si es un mito que sirve de continente para el resto de los mitos, es una interpretación falsa de la realidad, pensada a través del lenguaje, el cual también tiene sus limitaciones; la realidad es aquello inaccesible para el ser humano, ya que nuestro conocimiento de la misma esta determinado por nuestros sentidos, y estos sentidos son incapaces de percibirla tal como es, (por ejemplo: es bien sabido que el ojo humano percibe una gama limitada de colores) lo que tenemos es un constructo pensado con información falsa. Sin embargo, es importante pensar en una cultura, ya que esta sirve para elaborar el choque duro contra esa realidad inaccesible, elaboración que se hace a través del lenguaje, es poner en palabras lo que acontece, darle un significado y así, dejar atrás lo real, lo que no se puede nombrar ya que no se tiene acceso a ello.
Así, la cultura sirve de colchón para contener al resto de los mitos que nos estructuran como sociedad y conjunto (que nos sujetan), haciendo posible que pensemos nuestra existencia dentro de determinados limites que nos permitan existir al lado de los otros, pero que si desmembramos en un análisis exhaustivo, nos encontramos frente al abismo de la inexistencia, llegamos a la frontera (borderline) que nos separa del animal irracional.
El análisis de estos mitos debe ir encaminado a corregir los vicios que surgen producto de ellos, de elegir si queremos o no participar en estos, conscientes de sus efectos tanto positivos como negativos en nosotros y buscar posicionarnos en un lugar donde la soga no nos sujete tan duro, que no apriete al punto de la asfixia. Es imposible (al menos dentro de esta cultura) desasirnos de estos mitos, pero podemos buscar entenderlos lo mejor posible para que así, a pesar de estar sujetos a estos, no nos convirtamos en esclavos ni se merme nuestra capacidad creativa y afectiva como humanos.
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