Son ideales para una amplia variedad de tareas, como la instalación de sistemas de aislamiento térmico, impermeabilización de fachadas, rehabilitación de estructuras históricas y limpieza de superficies exteriores”. Su aplicación no se limita únicamente a la construcción, sino que también es relevante en sectores como la industria, la energía y la comunicación, donde el mantenimiento de infraestructuras críticas a gran altura es esencial. Al requerir menos recursos materiales y generar menos residuos, estas técnicas contribuyen a reducir la huella ecológica de las obras.