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La revolución de terciopelo

Francisco Morales Lomas
viernes, 6 de febrero de 2015, 09:25 h (CET)
Los ciudadanos deciden poner a tiro a Podemos.

Aunque hay mucha cocina interesada en la operación, Podemos está levitando en una irresistible ascensión a los cielos. Los dirigentes de Podemos, que hasta ayer eran “simples” profesores universitarios de la misma facultad, viven flotando angelicales.

Pero no olvidemos que, en este país enigmático y esotérico, el vencedor si hubiera elecciones hoy, es de nuevo el Partido Popular. Nadie entiende que con la pavorosa crisis, con la trágica situación de desempleo, con los profundos recortes, con la fantasmal corrupción… los ciudadanos sigan votando a un partido de tal fachada. En tercer lugar, un PSOE errático que anda, casi como siempre en los últimos años, buscándose a sí mismo, con pequeñas infamias y reuniones con nocturnidad y alevosía con el rival, y “otros rambos” que se preparan con el cuchillo entre los dientes para el asalto al poder. Y, finalmente, IU, que debería ser la beneficiada del sorpasso, de este giro a la izquierda, ha sido fagocitada por un partido al que le da miedo definirse de izquierdas.

Pero, ¿qué lleva al ciudadano “normal” a ofrecer su voto a Podemos si todavía ni siquiera sabe en qué consistirán sus propuestas programáticas ni qué hará en el poder cuando llegue? El ciudadano “normal” que vota a Podemos entrega un cheque en blanco. Y entendemos que cuando un ciudadano “normal” se entrega en cuerpo y alma a un partido político virgen que se sustenta en promesas antiguas, promesas recientes y promesas futuras es que está muy desesperado o que, definitivamente, ha entrado en una espiral surrealista o irracionalista. El ciudadano “normal” está extenuado por los partidos tradicionales y quiere una especie de “revolución de terciopelo”, con la élite universitaria en el gobierno.

Las encuestas lo dicen: el voto a Podemos es un voto de cabreo. Pero ¿con un voto de cabreo se construye un país? El cabreo y la desesperación sirven mucho para la guerra, porque en las guerras el desatino está servido, pero ¿para construir un país sirve el abatimiento?

Creo que por el bien del país, los dirigentes de Podemos deberían hacer propuestas realistas que puedan ser llevadas a cabo y no generar falsas expectativas que acabarán en una nueva frustración y se volverán contra ellos.

Pero, sobre todo, deben recordar siempre que los jacobinos, los héroes de la revolución francesa, también fueron guillotinados por su invento. Las fuerzas a las que se enfrentan no les darán tregua y su “revolución de terciopelo” puede quedar en una quimera transitoria.

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