Si hay un concepto que cada día más, se repite, es el de la “organización líquida”. Se trata de una organización cuyo modelo de procesos le permite adaptarse a entornos muy cambiantes. Este modelo empresarial desarrollado bajo un punto de vista organizativo hace 20 años, puede ser muy útil en la actualidad. La crisis del coronavirus ha suscitado la necesidad de contar con nuevos (o no tan nuevos) conceptos empresariales que garanticen la continuidad del negocio desde la máxima adaptabilidad al entorno. Jordi Damià, profesor de estrategia en EADA Business School y CEO de Setesca analiza cuáles serían las claves para adaptar la estructura y la toma de decisiones a un entorno incierto.
Reformulación de la misión y visión A nivel estratégico, tal y como explica el profesor Damià, la misión de la empresa debe orientarse al cliente y como el cliente ha cambiado, la misión debe reformularse.
Objetivos a corto plazo Si hay algo que se ha aprendido con la crisis del coronavirus es que no es posible hacer planes a largo plazo. Por esto, la visión empresarial tiene que establecerse a corto plazo. “Los objetivos anuales deben ser a muy corto plazo. Hay que recordar que cada día se consume un 0,5 % del resultado anual” apunta Damià´.
KPI’s más simples y método OKR Del mismo modo, es recomendable que los los KPI’s de control sean mucho más simples. Asimismo, también es aconsejable aplicar el método OKR.
Eliminar todo lo superfluo La organización debe eliminar todas las tareas que no aporten actualmente valor en términos de margen o que no ayuden a mejorarlo en el futuro.
Revisar el valor de cada función Tal y como destaca Jordi Damià es necesario, en entornos como el actual, revisar el valor de cada función en la organización.
Método agile El impulso del método agile en la gestión de proyectos y la utilización de modelos organizacionales más planos ayuda a simplificar la organización.
Automatización y tecnología La automatización será una pieza clave en aquellas empresas que quieran definir líneas exitosas en entornos cambiantes como el actual. La promoción de la automatización en todos los puntos de la cadena de valor ayuda a la estandarización de funciones, la eficiencia de las mismas y la implantación de modelos de gestión más orientados a objetivos. En definitiva, el conocimiento y control de lo que la informática puede llegar a aportar el negocio es elevadísimo.
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