El mes de septiembre siempre ha sido para mí un reencuentro con la cruda realidad. Todo nace de aquellos años escolares en los que se nos quedaba alguna “cosilla” para aprobar en septiembre. Durante los meses de julio y agosto íbamos postergando el “repaso” de aquella asignatura que se nos había quedado “colgada”. Sin darnos cuenta llegaba el “maldito” examen de septiembre al que acudíamos con menos conocimientos que al de junio. A veces teníamos suerte y hasta aprobábamos.
Posteriormente, e integrado en la vida laboral, septiembre era la puerta de una nueva temporada en la que los “transportistas de maletas” (viajantes-representantes) teníamos que presentar nuestras colecciones ante la incertidumbre de si gustarían, si nos comprarían, nos servirían la mercancía, y, finalmente, si nos pagarían. En estos últimos tiempos, a partir de 1970 apareció la organización terrorista denominada “septiembre negro” cuyo nombre fue precursor de sus acciones. Para colmo, ahora se han cumplido 20 años, pudimos contemplar mientras almorzábamos como los aviones se estrellaban en las torres gemelas o en el Pentágono, con el consiguiente reguero de muerte y destrucción aquél día 11 de septiembre de 2001. Dos decenas de años después, hemos vuelto a vivir pendientes del acceso al poder de los talibanes y la consecuente puesta en marcha de trasiego de armas y de refugiados en todo el mundo. Negocio para las multinacionales y los traficantes. Otra vez en septiembre. Aquello que decía la canción: “Cuando llegue septiembre todo será maravilloso”, se queda en agua de borrajas ante la cruda realidad. Volvemos a los colegios, las oficinas y los diversos tajos (el que tenga a donde), perderemos el bronceado veraniego, la partida de dominó y el chiringuito e intentaremos recuperar la esperanza pensando en que la Navidad ya está ahí. Para colmo arde una buena parte de Sierra Bermeja. La buena noticia de hoy me la proporciona este día de hoy, en el que me apresto para volver a mis cuarteles de invierno. Acabo de caminar por la playa en un maravilloso amanecer lleno de luz y de sol. Desde mi “rincón” veo como la atmósfera se va despejando por encima de Sierra Bermeja. El viento se ha calmado y espero que pronto puedan extinguir ese fuego devastador que ha provocado alguien con la mente y el corazón muy sucio. La buena noticia de hoy es que solo por hoy voy a disfrutar de lo que la vida me aporta. Septiembre acabará pronto. Confío en que la vuelta a la realidad sea más llevadera. ¡Ánimo!
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