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En la vida espiritual existen como cuatro razonamientos ciertamente lógicos y plenamente consecuentes: Es voluntad de Dios que todos los hombres seamos santos. Es también razonable que para santificarse hayan de practicarse las virtudes cristianas. La práctica de estas virtudes cristianas requiere o precisa la gracia de Dios. Y, finalmente, para hallar esa gracia de Dios necesaria se hace también necesaria la mediación la Virgen María.
El otro día escuché una curiosa comparación: Los influencers de ahora son como los juglares de la Edad Media. Los medios sostenidos por un partido gobernante son como los trovadores de entonces. Sea como sea, lo que sí parece que se puede afirmar es que, en la Edad Media, había unos creadores o generadores de opinión. Y ahora también. Y que entonces se difundían contenidos tóxicos, y ahora también. Seguimos igual, aunque ahora la difusión es más rápida.
“La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto” (Proverbios 18:21). Ayer vino a mi casa un señor para cortase el pelo. Se sentó en la silla y sin mediar palabra, me suelta que fulanita de tal le habló mal de mí. Y según lo que le dijo, ella tenía razón. ¡Hombre claro!, no se va a tirar piedras a su tejado, le dije yo, ella le habrá contado lo que quiso, pero antes de juzgar usted debería escuchar mi parte.
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