Las últimas declaraciones del primer presidente de un gobierno socialista de la democracia, sin sorprenderme, me han causado cierto estupor. Máxime, cuando en los últimos tiempos daba la impresión de que Don Felipe había tomado el camino de la serenidad y el buen tono que otorga la ancianidad, pues ya cumplió 80 años el pasado mes de marzo. Incluso le oímos criticar en varias ocasiones, con bastante contundencia, muchas de las decisiones estrambóticas de Sánchez y su gobierno.
Pero ayer “se desayunó” con una defensa a ultranza de José Antonio Griñán, condenado por el Tribunal Supremo a prisión e inhabilitación por el asunto de los ERE en Andalucía.Por eso hoy me atrevo a dirigirme personalmente a Don Felipe González y decirle lo siguiente: Yopuedo comprender que cuando usted nombró ministro a Griñán en 1992, el ahora condenado, le parecería una persona respetable, competente y con alta capacidad intelectual.
Y seguramente estaría en lo cierto.Lo que ocurre es que los hombres cambian y no me parece de recibo que ahora ponga usted en duda la sentencia de dos altos Tribunales de Justicia que señalan lo contrario, y se permita decirque “si pudiera, lo designaría hoy para formar parte de un gobierno presidido por usted”. No, Don Felipe, hoy por hoy,el Sr. Griñán no es digno de ello.
Cuando cumpla con lo que al final señale la Justicia tendrá una situación diferente y recuperará todos sus derechos. Mientras tanto, por mucho cariño que le tenga, no debe alinearse con las tesis del actual partido socialista, indigno de estar gobernando una nación tan noble como España, a la que pretende destruir.
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