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Cuando el exceso en el uso de una palabra por parte de quienes aspiran a ocupar el poder me hace sospechar de sus intenciones, me dirijo a la RAE por si no conozco bien su significado, y escrito y hecho, acabo de consultar la palabra «humillar» y dejo aquí constancia de que se refiere siempre a «alguien», es decir, a personas, salvo en el mundo de la tauromaquia.
Todos deberíamos de hacer lo mismo, deberíamos de pensar sobre qué política queremos para hacer mejor nuestra vida y nuestra sociedad, porque al final, en lo que debe concentrarse la política es en hacer más fácil la vida de todos los ciudadanos. Esta reflexión valdrá entonces la pena si somos capaces de reivindicar una política útil que debe estar alejada de la mentira y de la deslegitimación... ¡Pero sin insultos, sin burlas y siendo capaces de ofrecer alternativas!
Lleva siete años detentando (empleo este verbo en primer significado que le da nuestra RAE) la jefatura del gobierno de España, en sus manos están las riendas de este, desde que, no habiendo ganado las elecciones, su ansia de poder y narcisismo le llevó a pactar con formaciones minoritarias que solo desean la destrucción de España, desde entonces, España es una caricatura de sí misma.
¡Menudo cachondeo se trae el personal con la Oficina de Artes Escénicas, que nunca supo el hermanísimo de Sánchez dónde estaba! No faltan memes al respecto. Hay sobre el asunto más chistes que sobre la tesis falsa del hermano listillo. Y entre los políticos abunda de todo: memes, chistes, mofa, cachondeo, pitorreo, compadreo y evaluación del degenerado enchufismo para un puesto que no le correspondía y para el que no ha dado la talla.
Con una inmensa dosis de ingenuidad, yo diría que incluso de candor, decía una ancianita que: "¡Hay que ver con el PP! Votar que 'No' a la subida de las pensiones". Por supuesto, ella no sabía argumentar la razón de tal decisión. Solo sabía que el PP había votado que 'No' a la subida de las pensiones. Eso es lo que queda. La simplificación de una retórica manipulada, retorcida, inducida, destinada a perpetuar la etiqueta de que el PP es muy malo.
El pasado miércoles, la derecha, también la catalana, junto con la extrema derecha tumbaron la aprobación de un decreto-ley del Gobierno que incluía diversas medidas sociales. Ha sido su gran triunfo en esta legislatura, un triunfo sobre el gobierno Sánchez perjudicando a aquellos más desfavorecidos por la vida y la fortuna: los trabajadores y los pensionistas.
Pedro Sánchez está en tal situación, tan cercado y acorralado por los crímenes que han cometido personas muy allegadas a él como no se ha visto una situación igual a la que se encuentra. Si no fuese por lo suelta que tiene la lengua, el desparpajo con el que habla y las mentiras que pretende que demos por verdades, sería para tenerle lástima, pero no, no la merece porque ya no se sabe cuándo dice la verdad. Todo lo que sale de su boca es pura falacia.
El 20 de noviembre se cumplen 50 años de la muerte de Franco, uno de los pocos dictadores que murió en la cama. Y el gobierno de Pedro Sánchez ha decidido convocar varios actos para celebrar que hace medio siglo llegó la democracia a España. Solo el anuncio ya hizo alborotarse el corral de las derechas locales, porque, según el PP, con estos actos lo único que quiere el PSOE es distraer la atención del personal.
Entre las herencias de Zapatero y la que va a dejar Pedro Sánchez puede incluirse la pérdida de liderazgo intelectual, de proyecto y de capital humano en el PSOE. Los viejos barones de Felipe González fueron enviados al limbo y sustituidos por otros que dejaron que Zapatero, y ahora Sánchez, lo decidieran todo pero sin capacidad para atisbar el futuro.
Me apetece comenzar el año escribiendo sobre la actualidad del PSOE de mi tierra porque creo que este partido (tan importante para Andalucía) se ha convertido en un arquetipo, es decir, en una representación modélica o ejemplar, de lo que le ocurre a la izquierda contemporánea.
Visto lo visto, con el nombramiento de Teresa Ribera como comisaria de la Comisión Europea, es evidente que la política española se nos ha ido de las manos. Mejor dicho, se le ha ido al Gobierno que, entre las corruptelas y la mafia imperante, tiene paralizado al país, entretenidos a los jueces y con los ministros jugueteando: todos niegan haber recibido comisiones, pero las pruebas de Víctor de Aldama demuestran que sí las han recibido, muchas y gordas.
El 24 de octubre de 1982, la Plaza de la Misericordia en Zaragoza vivió uno de esos momentos que marcan un antes y un después en la memoria colectiva de una generación. El mitin de Felipe González, en el que pronunció un discurso cargado de emoción, de esperanza y de promesas de cambio, no solo movilizó a miles de personas, sino que desbordó los límites de la política convencional.
El 25 de Julio de hace diez años, en una fecha tan catalana como el día de Sant Jaume, Jordi Pujol, el hombre que durante más de 20 años dirigió con puño de hierro los destinos de Catalunya, con su lema del “peix al cove”, durante los largos años de su mandato pactó a una lado y otro del espectro político consiguiendo siempre, según su punto de vista, ventajas para Catalunya.
En el congreso sanchista de Sevilla, donde Juan Espadas ha sido totalmente ignorado, los congresistas recibieron a los convocantes con las espadas en alto para adular fervorosamente al “doctor fake” (Pedro) y a la “catedrática fake” (Begoña).
El tan esperado Congreso del sanchismo, no nos ha dejado ninguna duda. Ha transcurrido, como siempre, mintiendo todos y cada uno de los que tienen voz en el PSOE para embarrar aún más su trayectoria y, por supuesto, para entonar su particular “prietas las filas” en loor del 'puto amo'.
El caso Lobato - o caso Fiscal General, Moncloa, PSOE, Lobato- es de esos fallos en la matriz que demuestran que los partidos políticos son mafias que se aúpan al poder del Estado para controlar un territorio, campar a sus anchas y hacer lo que sea, delitos incluidos, con tal de destruir a su enemigo -otra mafia que opta a sustituirla- y mantener ese poder.
En el argot madrileño hay una palabra para designar a aquellos que hacen el “primo”, y el “panoli”; pues bien, no quisiera que por un exceso de caballerosidad, de fairplay o de condescendencia con el adversario político, el PP de Núñez Feijóo deje contar las atrocidades que comete el Gobierno de Pedro Sánchez. Vox tiene claro que va a contar y a denunciar cada barbaridad, cada atrocidad, cada charlotada de Sánchez.
Que para eso ha sido convocado. Sí, ya está ahí, y Sánchez será salvado por la campanada del Congreso sociata de Sevilla que va a ser el milagroso resucitar de una mudanza anunciada en los últimos días, semanas, meses y más de un año, o cinco. Nada menos que un Congreso Federal socialista, y además, en Sevilla; ahí es nada; el no va más, ni menos.
La Dana, que desgraciadamente está asolando parte de nuestra querida España en estos días, ha dejado al descubierto, sin ningún género de dudas, que en nuestra patria hay tres grupos humanos: el mayoritario que lo forman muchísimas personas generosas y solidarias y, al mismo tiempo, dos grupos minoritarios, que son todo lo contrario: el de los delincuentes habituales y el de la casta progresista.
Nunca pensé que los políticos fuesen la hermana Teresa de Calcuta, pero ni por asomo pude imaginar que una democracia, por imperfecta que la misma fuese, llegase a ser la pestilente cloaca y trinchera de confrontación en que Pedro Sánchez ha convertido la política allá por donde pise.
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