Junts repara el pinchazo del ómnibus del PSOE

El pasado miércoles, la derecha, también la catalana, junto con la extrema derecha tumbaron la aprobación de un decreto-ley del Gobierno que incluía diversas medidas sociales. Ha sido su gran triunfo en esta legislatura, un triunfo sobre el gobierno Sánchez perjudicando a aquellos más desfavorecidos por la vida y la fortuna: los trabajadores y los pensionistas. Los primeros, desde el día siguiente a la negativa de las derechas están pagando más caros los billetes del transporte público que cada día utilizan para ir al trabajo, y los pensionistas, con temor, ven peligrar la revalorización de sus pensiones. 

Estos son los dos principales y más numerosos colectivos afectados por la decisión de unos políticos a los que no preocupa el precio del transporte público, muchos de ellos van arriba y abajo en coche oficial, que pagamos con nuestros impuestos, o bien tienen dietas por sus desplazamientos, y tampoco les preocupa la pensión de jubilación porque, en muchos casos, tienen un fondo de pensiones, también, muchas veces, pagando con dinero público. Ahora van buscando excusas para justificar ante el electorado su fechoría: unos hablan de la devolución de un edificio en París al Gobierno de Euskadi, otros dicen que aprobar esta ley supone aumentar el IVA y no poder desalojar a los okupas, entre otras cosas. Todo excusas de mal pagador.

Durante la sesión del Congreso, donde se discutía el decreto-ley, Miriam Nogueras, en su intervención, fue muy dura con el Gobierno llegando a llamarles trileros, acusándolos de no cumplir los pactos. Nos quedamos con las ganas de conocer cuáles eran esos pactos entre PSOE y la derecha catalana que no se habían cumplido, porque algunos de ellos dependen de fuerzas exógenas al Ejecutivo. JUNTS, en su momento, se colgó la medalla por el logro de la oficialidad del catalán en Europa y de la amnistía. Ellos sabían que el uso del catalán en la UE depende del voto favorable de todos los socios y no del Gobierno español y eran conscientes que la amnistía sería boicoteada por la cúpula judicial sin que el Gobierno pudiera hacer gran cosa contra una Justicia partidista e injusta.

Y ahora, tomando como rehenes a los ciudadanos más vulnerables, los pensionistas, han hecho un “tour de force” contra Pedro Sánchez cogidos de la mano del PP y VOX, con los que ya han votado otras veces, y también ese mismo día para ahorrar 1.000 millones de euros en impuestos a las grandes compañías energéticas.

Una vez más Carles Puigdemont aprovechó la ocasión para ocupar algunas líneas en la prensa y escribir algún post en X. Entre sus mismos votantes no cayó muy bien el que JUNTS con sus votos echara por tierra las esperanzas de ver revalorizada la pensión de jubilación, especialmente entre los que han de malvivir con una pensión mínima de poco más de ochocientos euros mensuales, porqué lo mismo que hay obreros que votan al Partido Popular también los hay fieles la derecha catalana.

Dicen, que a veces la gente con su voto a un partido que no suele defender sus intereses cree pertenecer a una clase social superior y diferente a la que en realidad pertenece. Tal vez por ello en las encuestas suele ganar en la clasificación de los encuestados la clase media en cuyo seno la mayoría se siente con más comodidad. 

Pero PP y JUNTS tenían que justificar su negativa a las mejoras sociales para millones de españoles y a esta actividad han dedicado estos últimos días. JUNTS recorriendo, al día siguiente de la negativa, todos los medios de comunicación que pudo para explicar los motivos de su negativa a toda una serie de derechos sociales. No eran muy convincentes las excusas y muchos ya sabíamos que al final firmarán, no podían dejar a los jubilados sin aumento de pensión ni a los trabajadores sin transportes gratuitos o más económicos. El PP, que siempre votó contra el aumento de las pensiones, se subió al carro culpando a Pedro Sánchez de casi obligarlos a votar No a la serie de derechos sociales que ese día se votaban. Y en su línea acostumbrada se echó al monte a recoger firmas para pedir una revalorización de pensiones que acababan de votar negativamente. Son las maneras de actuar habitualmente desde la calle Génova.

Pedro Sánchez parece no haber entendido todavía que perdió las elecciones y está gobernando gracias a una serie de partidos, muy diferentes entre sí, que le auparon al sillón de Moncloa y a los que necesita continuamente. El poder, a algunos les hace creerse únicos, imprescindibles y por encima del resto, una vez conseguido lo que se quiere, generalmente mediante pactos y promesas, la prepotencia del poder les hace olvidar pactos y promesas, y algunos de sus socios ya han comenzado a recordarle, con algún que otro susto, como el de estos días, que sin ellos él y su partido, el PSOE, pueden dejar el banco azul del Gobierno. Y el sustituto que puede llegar. en sintonía con el resto de Europa, es la extrema derecha. Sánchez debe ser consciente que está gobernando en minoría, eso no es malo, y que debe dialogar con sus socios, con aquellos que con sus votos le llevaron a la Presidencia del Gobierno. Llevar una ley ómnibus al Congreso para aprobar de manera conjunta una serie de disposiciones que no afectan por igual a todos los socios de investidura no fue, en principio, una buena idea.

Acabando de escribir este artículo me llega la noticia que JUNTS i el PSOE han llegado a un acuerdo y la derecha catalana votará favorablemente un nuevo decreto-ley en el que se incluirán los derechos sociales y otras disposiciones, hasta un total de 29. Un nuevo ómnibus, pero más pequeño. Ahora falta leer la letra pequeña. Parece ser que para dar su Sí la derecha catalana ha conseguido que el PSOE acceda a qué el Congreso discuta y los partidos opinen sobre su propuesta para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. Hablarán, se dirán de todo unos a otros, olvídense de asistir a un diálogo del que salga alguna propuesta decente y beneficiosa para los ciudadanos, lo único que va a pasar es que JUNTS i Puigdemont volverán a colgarse una nueva medalla que añadir a las del uso del catalán en la Unión Europea y esa amnistía que todos los firmantes del pacto sabían que la carcundia judicial española torpedearía. Todo este teatro les da votos en Catalunya.

El peor parado de este acuerdo son Feijóo y sus palmeros. Mientras sus senadores aprobaban una moción el Consejo de Ministros enviaba al BOE un decreto-ley con todo lo que el PP ahora reclama olvidando que su voto siempre ha sido negativo a subir el importe de las pensiones y otros derechos sociales. Feijóo, cabizbajo y meditabundo, pensando e su futuro y el de Ayuso, se ha retirado a la planta noble de Génova, años atrás remozada con dinero negro, para estudiar cómo justificar el voto negativo del PP a la subida de pensiones dentro de unos días. De momento, JUNTS ha reparado el pinchazo del ómnibus de Sánchez para seguir viajando juntos, no se sabe hasta dónde ni hasta cuándo.