Entre las herencias de Zapatero y la que va a dejar Pedro Sánchez puede incluirse la pérdida de liderazgo intelectual, de proyecto y de capital humano en el PSOE. Los viejos barones de Felipe González fueron enviados al limbo y sustituidos por otros que dejaron que Zapatero, y ahora Sánchez, lo decidieran todo pero sin capacidad para atisbar el futuro.
La izquierda española, más democrática en la etapa preconstitucional que hoy día, parece estar sin norte, y no es sólo un problema de la izquierda española, también de la europea. Tampoco los sindicatos han sido capaces de cambiar su modelo y siguen anclados en el pasado, en el viejo sindicalismo de la lucha de clases, pero, al mismo tiempo, son clientes cautivos de un Estado que les financia y les ofrece un “buen pasar”.
Si sindicatos y partidos de izquierdas tuvieran que financiarse con las cuotas de sus afiliados, estarían al borde de la desaparición. El PSOE ya no es PSOE, está herido de muerte por su falta de proyecto, no es un partido fundamental para la salud y la calidad democrática, ya que no analiza sus errores. Los socialistas son contrarios a regenerar la política, interna y externa, y tan necesitada de ética. Todos sus candidatos en las últimas elecciones no aportan nada y son responsables de la lamentable situación de España.
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