Estoy bastante empeñado en defender el uso de las corbatas, por muchísimas razones. En primerísimo lugar, por llevar la contraria al caradura, cateto y plagiador Sánchez que quiso imponer, sin conseguirlo, que no se usase esta bonita prenda para ahorrar energía; estupidez clarísima que ha merecido el repudio de casi toda la sociedad por comprender la indigencia intelectual del presidente del gobierno procomunista de España.
En segundo lugar, porque bastante tienen ya los fabricantes de corbatas, y de miles de cosas más, con la crisis, la pandemia, las subidas salariales y los elevadísimos impuestos que sufrimos en nuestra patria, para que los caprichos de un “pirao” les haga campañas publicitaras negativas.
En tercer lugar porque desde tiempo inmemorial, la corbata ha sido una prenda de uso universalmente aceptado que completa y mejora, por un precio razonable, el atuendo de los varones (he dicho varones, no barones).
Y en cuarto y último lugar, porque estoy hasta los… cabellos de que me digan a la altura de mi vida lo que tengo que hacer con mi forma de pensar, de vestir o… de votar. Como conclusión, ¡¡prometo solemnemente continuar usando corbatas mientras viva!!
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