Vamos a ver si periodistas, políticos, personajes y personajillos que influyen y modifican la opinión de los que no la tienen, se deciden a usar las palabras de nuestra espléndida lengua, el Español, con propiedad, además de con corrección. Hay conductores de programas de radio de mucho fuste y con millones de oyentes que utilizan indistintamente con el mismo significado un verbo cuando haría falta emplear dos con diferentes acepciones. Es el verbo topar. Éste, según el DIRAE, tiene dos conceptos que, en puridad, casi son lo mismo:
1º Embestir un [animal], con sus cuernos, contra algo, o alguien. Ej.: En la aberrea los ciervos macho se embisten hasta casos en los que se les rompen los cuernos. 2º Cocar o tropezar una cosa en movimiento con otra que se halla en su camino. Ej.: Anoche Podemos simplificar y decir que topar significa lo mismo que embestir o golpear una cosa con otra. No me resisto a referir una anécdota que ocurrió, cuando yo estudiaba. En dos cursos superiores al mío había dos compañeros, que cada uno presumía de su cabeza. Uno de ellos estaba bien dotado de ella, o sea, la tenía voluminosa, o sea, tenía un buen cabezón. El otro presumía de que la tenía muy dura. Podemos decir que no era un testarudo, sino un testaduro (permítaseme el palabro). Siempre estaban discutiendo sobre cuál de las dos sería más dura y resistente. Cierto compañero, una mañana, durante el recreo, les dijo, eso tiene fácil solución. Hacéis como los carneros, os agacháis, os ponéis uno frente a otro, cuando yo diga, ¡ya! tomáis carrerilla y os embestís. Dicho y hecho. El topetazo fue tremendo. Los cayeron boca arriba. El de la cabeza voluminosa se levantó a los pocos segundos. Al otro tuvieron que levantarlo, ayudarle a que se pusiera en pie y darle un vaso de agua. Vamos a ahora con el verbo limitar, su étimo es el verbo latino limitare que significa poner límite, o si lo hacemos derivar de limen, ésta es igual a límite, frontera, por lo que si queremos que un producto que se venda no sobrepase un precio o valor determinado, no podemos usar topar, sino limitar, ej.: El precio de los tomates queda limitado, o se limita a dos euros el kilo, nunca topado, ya que los tomates no topan con nada. Si nos referimos a alquileres de viviendas u otra cosa, obraremos de la misma manera, o podremos emplear el verbo ajustar (casi traído por los pelos) ej.: El precio del alquiler de las viviendas hay que ajustarlo a la cantidad media que se pague en la zona. No podremos poner toparlo, por lo mismo que lo dicho anteriormente. Pero nuestros políticos, periodistas, etc. etc. dicen: las alcachofas se topan a…, hay que poner un tope al precio de los melones. Melones ellos que estropean, por ignorancia, dejadez, incultura…, nuestra preciosa lengua.
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