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Gestionar la salud y la consciencia visual de los menores en la era de YouTube y las pantallas | |||
Según el Consejo General de Ópticos Optometristas, la tendencia sugiere hasta 14 horas diarias dedicadas al uso de dispositivos móviles y tablets | |||
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El creciente consumo de pantallas entre menores muestra datos preocupantes. Según el Consejo General de Ópticos Optometristas (CGOO), la tendencia sugiere ya hasta 14 horas diarias dedicadas al uso de dispositivos móviles y tablets. Sitios como YouTube, además, la consumen durante más tiempo los menores de 10 años que los jóvenes de hasta 18 años. Un abuso que extiende los problemas de visión entre los menores. Más nativos digitales, más cuidados visuales Según un estudio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), colaborando junto al Instituto de Georgia, el nativismo digital supera el 90% en los países con más tendencia a la tecnologización. Creciendo a paso ligero a lo largo de los últimos años, 2020 supuso el espoleo definitivo a la digitalización. Y, con ella, a un mayor consumo de pantallas que, educativo y doméstico, trajo más problemas de visión entre menores. Relacionada en múltiples casos con la exposición de la salud visual de los niños frente a ese consumo, la miopía infantil es uno de los más comunes. Además de las medidas médicas a tomar, recomendando el aire libre y el espacio exterior a fin de no relacionar el juego con el uso de dispositivos. Recordando que, casi siempre, el debido control parental youtube puede marcar las bases para reducir el abuso digital en los menores. ¿Cuál es el consumo de pantallas en España? Siguiendo la estela evolutiva de la tecnología, la televisión es la antesala a las nuevas pantallas que plataformas como YouTube han capitaneado desde el principio. Y a pesar de su menor popularidad entre jóvenes —según datos de Statista, menos del 70% de los españoles de entre 14 y 35 años la consume— los niños dedican a diario 1 hora y 15 minutos a ver televisión, según el análisis de Barlovento Comunicación de 2022. El aumento de los nativos digitales, además, ha trasladado a los más pequeños muchos más canales de consumo. Razón por la que, según Qustodio, los menores de 10 años pasan 60 minutos diarios en YouTube de media. El porcentaje, además de aumentar en un 5% frente al decrecimiento de los otros perfiles de usuarios, supone un consumo mayor al de los jóvenes de entre 10 y 18 años. Dato intimidante, pero comprensible. Según la propia plataforma, los creadores publican de media 500 horas de contenido nuevo cada minuto. Ante el estatismo de los demás canales de consumo —omitiendo las redes sociales—, resulta difícil no encontrar ningún contenido atractivo. Pese a ello, YouTube es la app más bloqueada por los familiares de menores. En un 35% de los casos frente al 25% de TikTok o el 17% de Instagram. Pero, ¿cuáles son sus razones? ¿Un exceso de contenido o de accesibilidad a éste? La libertad de contenido que históricamente permitió YouTube supuso toda una victoria frente a la televisión. Sin embargo, esa misma libertad puede exponer los menores a contenidos inapropiados o sensibles, sean tanto de ficción como reales. Aunque el contenido de los creadores en sí mismo no sea siempre el problema —según Qustodio, el 25% de éstos suelen tener matices educativos—, sí lo es su accesibilidad virtual. De acuerdo con el análisis Criar a los niños en la era de las pantallas (2020) del Pew Research Center, más de la mitad de los menores de 11 años consumen YouTube al menos una vez al día. Y si bien esa dedicación puede normalizarse bajo las medias de consumo del público mayor, cabe recordar que 1 de cada 3 niños tiene problemas de visión, según advirtió el Consejo General de Ópticos Optometristas (CGOO) en 2022. Niños: usuarios virtuales a jornada completa En general, volviendo sobre los antecedentes, el contenido en YouTube no tiene la culpa del fenómeno. De hecho, la gestionar el control parental en la plataforma puede limitar las horas de consumo de los menores, favoreciendo así su descanso visual. Asimismo, existen espacios dedicados como YouTube Kids, donde los parámetros de supervisión son mucho más extensos y precisos. El problema es, en verdad, la pantalla en sí misma. Según el Consejo, los niños hoy en día llegan a dedicar hasta 14 horas diarias en el uso de móviles y tablets. Un uso masivo que no sólo parte de su entretenimiento, sino que se desarrolla también en el uso en educación de las nuevas tecnologías —inclusive las clases online en cuarentena. Además de causar fatiga visual, situando un 80% de los niños en edad escolar con miopía. Afección que suele crecer hasta los 20 años. Por ello, los especialistas recomiendan restringir totalmente el acceso a pantallas de cualquier tipo en los menores de 2 años y, luego, limitar a 2 horas el consumo a diario a partir de dicha edad. Siguiendo así un proceso gradual de exposición que también se puede combinar con un acompañamiento cognitivo del contenido. Es decir, y como permite el control parental en YouTube Kids, mostrándolo según la edad acorde al fin. |
Cada vez son más las horas que pasamos estando frente a pantallas y dispositivos digitales, ya sean un ordenador, tableta, teléfono móvil o televisor. Esta sobreexposición puede generar fatiga ocular, un trastorno cada vez más común que afecta a 9 de cada 10 usuarios de pantallas, aunque no hay que confundir esta fatiga con patologías como la presbicia o vista cansada.
Madrid ha acogido la presentación de la campaña ‘Moviéndonos por la vida’ , impulsada por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP) y Bayer, con el apoyo de la Asociación Española de Urología (AEU) y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), bajo el propósito de visibilizar el impacto positivo del deporte en la recuperación y el bienestar de las personas con cáncer de próstata.
La migraña es una enfermedad neurológica altamente debilitante que supone la segunda causa de discapacidad en el mundo. Los síntomas de esta enfermedad, caracterizados por un dolor continuo o frecuente de intensidad elevada, conllevan un gran impacto en la vida del paciente a nivel personal, familiar, profesional y social.
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