Si bien Petra está considerada como una de las siete maravillas del mundo actual, fue el cine quien la popularizó mundialmente al ser uno de los escenarios de la película “Indiana Jones y la última cruzada”.
Y fue precisamente otro Indiana Jones, pero este real y del siglo XIX, el explorador suizo, Johann Ludwig Burkhardt, quién en 1812 descubrió su existencia, abandonada entre las montañas y refugio de tribus beduinas, redimiéndola de la postergación que sufrió durante siglos.
A la ciudad de Wadi Musa, la ciudad más próxima a Petra, se llega desde Amann, la capital de Jordania, en 3 horas en coche (en vehículo privado o taxi) o casi 4 en bus. Y desde allí en veinte minutos caminando arribamos a la vieja ciudad nabatea, Petra, cincelada en la roca.
Consejos para la visita
¿Cuál es la mejor opción para visitar Petra? Pues todo depende del tiempo que le quieras dedicar a la visita. Si dispones de tiempo suficiente y vas a emplear un par de días, la mejor opción es sacarte el Jordan Pass, que incluye más entradas a otras atracciones turísticas del país. Pero si solo vas a destinar un día a la visita puedes adquirir el ticket en el centro de visitantes. Curiosamente es más barato si tienes alojamiento reservado en Petra. Una vez en el interior existen tours guiados, aunque la opción de hacerlo a tu aire es más recomendable porque te podrás detener el tiempo que desees en los sitios que a ti te apetezca.
Antes de entrar no se te olvide llevar la ropa adecuada (según la época en la que realices la visita) y protector solar, portar calzado cómodo, cerrado y de suela gruesa y, sobre todo, intenta madrugar lo más posible. Evitarás colas en la entrada, multitud en las principales atracciones y te quedará día para una visita completa, que bien se puede extender hasta ocho largas horas.
El desfiladero hacia El Tesoro
La entrada al majestuoso emplazamiento arqueológico transcurre por un angosto desfiladero llamado Siq, de un kilómetro y medio de extensión y una anchura entre paredes que en ciertos puntos no supera los dos metros.
Y tras este estrecho pasillo se abre paso un ancho espacio donde se halla el célebre Khazneh Firaum, conocido popularmente como El Tesoro, un mausoleo tallado en la roca, erigido de arriba abajo y que se eleva hasta los 39 metros de altura y abarca una anchura de 25 metros.
Su fachada de inspiración griega, con columnas coronadas por capiteles y frontones, constituye la estructura más compleja de Petra. El interior es mucho más sencillo y está compuesto de una gran sala con una cámara interior.
Su origen se conoce y su construcción data del siglo I a. de C. Pero su finalidad no, aunque un lugar tan prominente cabe suponer que debía estar dedicado a algún monarca. En las proximidades se ubican varios miradores, desde donde podemos contemplar el Khazneh en una posición privilegiada, visualmente hablando.
Teatros, templos funerarios… y el Monasterio
Dejando atrás El Tesoro, durante el transcurso por Petra podemos contemplar un par de teatros, uno de ellos romano, huella del imperio que se asentó en Jordania durante cinco siglos; mientras que el otro tiene un origen más antiguo, nabateo, que se encuentran en la calle principal de camino a la ciudadela antigua.
En la zona central de Petra hallamos un cardo, calle de inspiración romana, con el suelo adoquinado original y a ambos lados lo que queda de las columnas que marcaban el paso de la vía, que conducen a las ruinas del templo de Kasr el Blint, conservado en buen estado.
En el recorrido por la vieja ciudad se diseminan a lo largo de la montaña y horadadas en la roca diversas viviendas y templos funerarios, como las tumbas reales, de diferentes coloridos, que indican según su tonalidad a qué dinastía pertenecían.
Y la culminación de nuestra excursión por Petra y tras subir 800 escalones, según dicen los estudiosos del yacimiento porque es difícil tener el suficiente resuello como para contarlos, concluye en el Deir o Monasterio, templo nabateo del siglo I, que aunque menos célebre que el Khazneh, es mas grande. Llega a los 50 metros de altura y también está cavado en la roca.
Aunque observamos una importante diferencia, pero no estética. Hay muchos menos visitantes, lo que permite disfrutar de su observación y de fotografiarlo desde diversos ángulos, sin más protagonista que la propia edificación.
Jordania no es solo Petra, pero sí su joya más preciada, la ciudad perforada en las rocas y construida dos mil años atrás. El Wadi Rum, el desierto lunar más bello del planeta; el Mar Muerto, exclusivo lago salado del mundo por debajo del nivel del mar; las ruinas romanas de Jerash; Amann, la caótica pero hermosa capital y el golfo de Aqaba, única salida del país al mar y paraíso para los submarinistas completan las visitas imperdibles a este exótico país. Pero eso es otra aventura.
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