Cuando aplicamos una crema en la cara esperamos que haga maravillas, nutriendo, hidratando o rejuveneciendo. Sin embargo, nunca nos preguntamos por el tiempo que tarda realmente en absorberse y hacer efecto en nuestra piel, ni tampoco cómo este proceso influye en su efectividad. Y es que la absorción de una crema puede ser un fenómeno fascinante que involucra una interacción entre la química del producto y la biología única de nuestra piel.
Para poder entender cómo y por qué la tez absorbe las cremas de cierta manera, es necesario conocer la estructura compleja de la piel, compuesta por tres capas principales: epidermis o barrera protectora (capa más externa y visible), la dermis o capa más gruesa que proporciona soporte y nutrición (contiene fibras de colágeno y elastina) y la hipodermis, la capa profunda compuesta de tejido adiposo, pues almacena energía y proporciona aislamiento y amortiguación.
“Aunque la mayoría de cosméticos no están diseñados para penetrar hasta la hipodermis, esta capa tiene su importancia en la absorción general y eficacia de los productos tópicos a través de su efecto en la salud de la tez” – nos comenta Esperanza Sáenz, responsable de imagen de la firma cosmética sevillana Nezeni Cosmetics. En la absorción de las cremas influye su formulación y cómo esta interactúa con estas tres capas, siendo la epidermis la más crítica en términos de absorción inicial.
Las propiedades de la crema, como su tamaño molecular y su base lipídica o acuosa, determinan su capacidad para penetrarla. También, la salud y el estado de cada una de las capas, pues una tez dañada o seca puede absorber las lociones de manera diferente en comparación con una tez sana y bien hidratada.
Factores que influyen en la absorción de las cremas
La manera en que la piel absorbe un cosmético no es un proceso uniforme, está influenciado por varios factores incluyendo el tipo de cutis, la formulación y los ingredientes activos que contiene. Estos elementos son los que determinan la rapidez y eficacia con la que un producto penetra en el rostro. Hablaríamos del tipo de piel, si es seca (o sea, que carece de humedad y tiene la barrera cutánea comprometida), si es grasa y produce exceso de sebo, lo que hace más lenta la absorción, o si es mixta, con características de ambos tipos. También podríamos hablar de la envejecida o madura, que tiende a la perdida de elasticidad y a la disminución de colágeno y elastina: “Otro factor es el daño solar, que provoca cambios en la piel como un mayor engrosamiento de la capa córnea o la vuelve más ineficiente para la renovación celular. Lo ideal es usar las cremas que incluyan ingredientes reparadores y regeneradores como la vitamina C o el retinol, que además ayudarán a mejorar la textura de la piel”.
Interesante es también la formulación, si es con base de agua o de aceite: “En el primer caso suelen ser absorbidas más rápidamente, hablamos de cremas y lociones ligeras. Son muy buenas para una hidratación superficial y para quiénes no busquen una sensación grasa. En el segundo caso, son más densas y ricas, tardan más en absorberse pero la hidratación es más profunda y prolongada, ideales para piel seca o en condiciones de baja humedad”.
Cómo mejorar su absorción
1/ Masajea suavemente la crema sobre la cara con movimientos circulares, lo que facilitará que sea más efectiva. También puedes dar golpecitos con la yema de los dedos, especialmente alrededor de los ojos.
2/Una limpieza profunda es el primer paso para mejorar la absorción. Cuando el rostro está limpio, libre de suciedad, grasa y restos de maquillaje, el paso de los activos es más eficiente. Utilizar un limpiador suave que respete el pH natural de la piel ayuda a mantener su barrera protectora intacta. Se recomienda una doble limpieza: diurna y nocturna.
3/La exfoliación regular ayuda a eliminarlas células muertas que se acumulan en la superficie, mejorando su textura y apariencia además de facilitar una mejor absorción de las lociones. Dependiendo de tu tipo de cutis, la exfoliación puede realizarse con productos químicos, como ácidos suaves, o físicos, como exfoliantes con partículas suaves.Sin embargo, debe realizarse con moderación para evitar la irritación. Una o dos veces a la semana es suficiente.
4/ Aplica siempre con la cara húmeda para mejorar su penetración, por ejemplo después de la ducha o al lavarte la cara, ya que los poros están abiertos y la tez es más receptiva. Sigue además un orden específico, primero los productos más livianos como los serums y luego las cremas más pesadas.
5/ Usa herramientas de belleza como rodillos faciales fríos o masajeadores, o incluso meter los cosméticos en la nevera, ya que ayuda a calmar la irritación y reducir la inflamación, lo que puede facilitar la absorción de los ingredientes activos.
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