El estudio, dirigido desde el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) y publicado en la revista ‘Persoonia’, se ha enfocado a estos organismos endémicos que viven sobre las lavas de estos archipiélagos, y concluye que muchas de las especies de este género en Macaronesia tienen una distribución bastante más restringida que la mayoría de líquenes.
Las islas oceánicas, aquellas que jamás han tenido contacto con el continente, son muy apreciadas por los investigadores de distintos campos de la biología. Estas islas son laboratorios naturales que pueden utilizarse para estudiar una gran variedad de procesos ecológicos y evolutivos, entre ellos, el origen de las especies.
Las radiaciones evolutivas, es decir, la diversificación de un único ancestro en varias especies que habitan entornos distintos y difieren en los rasgos que les permiten explotarlos son uno de los fenómenos más estudiados en islas oceánicas. Algunos de los ejemplos más famosos de radiación adaptativa son los pinzones de las Galápagos o las espadas plateadas de Hawái. En comparación, las radiaciones evolutivas han sido mucho menos estudiadas en grupos tradicionalmente considerados como poco emblemáticos.
Una investigación realizada desde el Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y apoyada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MCIU), en colaboración con científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), de la Universidad de La Laguna, la Universidad de Alcalá y la Universidad de Barcelona, ha estudiado un grupo de líquenes -organismos simbióticos formados por la unión de un hongo y un alga-, endémicos del género Ramalina que viven sobre las lavas de los distintos archipiélagos macaronésicos (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde).
Ramalina es un género con alrededor de 250 especies conocidas en todo el mundo y que, aunque se puede encontrar en todos los continentes, su mayor diversidad y abundancia ocurre en áreas subtropicales subdesérticas costeras donde las nieblas y vientos cargados de humedad del océano aportan la humedad diaria necesaria para estos organismos.
Las especies de Ramalina forman pequeños ‘arbustos’ de color amarillento en árboles y piedras muy característicos. El género Ramalina es especialmente diverso en Macaronesia, donde se conocían, hasta este estudio, un total de 43 especies, muchas de ellas endémicas. Dentro de Ramalina en Macaronesia, existe un grupo de especies endémicas que viven sobre roca volcánica denominado grupo R. decipiens, que son especialmente llamativas y abundantes en muchos ecosistemas de las islas.
Un importante salto cualitativo y cuantitativo en el conocimiento del género
“Hasta la realización de este estudio, publicado en la revista Persoonia, se conocían 5 especies dentro de este grupo. A través del uso combinados de datos morfológicos, químicos y moleculares y sofisticadas herramientas filogenéticas y de agrupamiento no supervisado mediante Inteligencia Artificial (IA), se han podido identificar hasta un total de quince especies distintas, 7 de ellas previamente conocidas, aunque dos de ellas se creían no emparentadas con el grupo, 6 nuevas para la ciencia y que se describen en este trabajo, y dos para las cuales no había suficientes datos ni material para poderlas describir”, señala el investigador Miguel Blázquez del RJB-CSIC.
Algunas de estas especies muestran rangos de distribución muy pequeños, habiéndose encontrado en áreas muy limitadas dentro de una sola isla, como es el caso de la nueva especie Ramalina sabinosana, solo conocida del Sabinar de El Hierro, o Ramalina gomerana conocida únicamente de tres localidades en La Gomera.
“Estas distribuciones tan restringidas contrastan con la percepción generalizada de que los líquenes presentan rangos de distribución muy amplios. En este caso, el género Ramalina se comporta como otros grupos de organismos que han diversificado en islas oceánicas dando lugar a especies con rangos de distribución muy restringidos y comportamientos ecológicos contrastados”, concluye el investigador del Real Jardín Botánico-CSIC Sergio Pérez-Ortega.
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