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El terremoto de Italia

José Manuel López García
sábado, 27 de agosto de 2016, 08:30 h (CET)
Ante el terrible seísmo producido en el centro de Italia, además de la solidaridad con los afectados, cabe realizar una serie de consideraciones. La naturaleza es poderosa y los seres humanos no podemos controlar los movimientos de las placas tectónicas, pero con edificios resistentes a los terremotos se pueden evitar consecuencias catastróficas.

Se sabe que este terremoto es el resultado de choques de placas. Más exactamente, porque la placa adriática o apuliana se sumerge por debajo de la euroasiática, que también ha chocado con la placa africana.Si el hipocentro del seísmo hubiera sido mucho más profundo no habría habido daños y víctimas, pero fue de cuatro mil metros.

La colisión y confluencia de las placas tectónicas en Italia seguirá produciéndose. Esperemos que sin las horribles consecuencias que están sufriendo diversas poblaciones del centro de la península italiana.

En Japón y en Chile se está construyendo con medidas antisísmicas que dan seguridad y resistencia a los edificios. En Italia parece ser que no, porque el Estado italiano no hizo casi nada de lo prometido, según dicen, en relación con materiales y estructuras constructivas que resistan terremotos y no se caigan.Y también se dice que la burocracia ha frenado obras de reestructuración y restauración de bloques de viviendas, etc.

Lo que está fuera de toda duda es que la mayor parte de las casas de Amatrice y de otras localidades no han resistido un seísmo de 6,2 en la escala de Richter. Por tanto, en la labor de reconstrucción de estos pueblos o poblaciones conviene que los cimientos, las vigas, los materiales y la estructura sean mucho más resistentes, porque los temblores de tierra seguirán. Y si es necesario encarecer la labor constructiva, pues debería hacerse en beneficio de la seguridad de todos.

Italia está en una zona de Europa especialmente afectada por la colisión entre las placas africana y euroasiática y esto debe ser tenido en cuenta. El cinturón montañoso de los Alpes es el resultado de estos movimientos. Y además el choque de las placas tectónicas también ha causado el surgimiento de los Apeninos unido a considerables terremotos en el pasado.

Como no se puede actuar sobre el movimiento de las placas tectónicas, lo más sensato sería que se construyesen, de forma obligatoria, edificaciones plenamente resistentes a seísmos fuertes siguiendo el ejemplo de Japón. Y esto debería ser extensible también a España y a todo el mundo.

También, si fuera necesario, habría que reforzar edificios que lo precisaran. De hecho, ya existen inspecciones periódicas para ver el estado de conservación de los inmuebles, aunque sea por otros motivos.

Las medias tintas no son aconsejables en la construcción de viviendas y debe primar la resistencia de los materiales ante todo y los elementos de refuerzo para garantizar que no se vengan abajo. Porque, si se producen desperfectos, grietas o inclinación, los daños son mucho menores que si el edificio colapsa totalmente enterrando entre los escombros a las personas.

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Se dice por ahí, que hay tantas verdades como mentiras, pero, de entre las primeras, solo una se impone como verdadera, se trata de la verdad oficial. En cuanto a las mentiras, son simples mentiras creadas para que sus productores tengan una ocupación y su despliegue mediático sirva de entretenimiento al respetable. No pasa nada si estas últimas son inofensivas, es decir, si siguen el juego al sistema y se mueven en el terreno del espectáculo.

Ni sindicatos, ni organizaciones patronales, ni ONG's, pagan siquiera el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), dado que los Ayuntamientos también los han declarado exentos del pago de ese impuesto. Es de resaltar que el patrimonio inmobiliario de que disfrutan estas organizaciones, situado generalmente en las mejores zonas de las grandes ciudades, les obligaría a realizar unos importantes pagos anuales que en virtud de la ley eluden por completo.

En un mundo donde la información se pasea por las redes y los aparatos móviles y el papel va desapareciendo a ritmo de vértigo en las casas y en las empresas de todo tipo, es necesario recrearse un poco en estas misivas que siguen estando presentes, con tal de reivindicar su hegemonía, para recordarnos que si antes fueron muy importantes, lo siguen siendo ahora también en pleno siglo XXI.

 
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