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Fernando Lugo, continuada deshonra para la investidura presidencial

Luis Agüero Wagner
Redacción
viernes, 6 de noviembre de 2009, 03:26 h (CET)
Si algo puede deducirse de la desfachatez con que Fernando Lugo intenta eludir sus compromisos con sus mujeres e hijos, es que el cantinflesco clérigo-presidente prefiere la deshonra de las muletas a la de la caída. Al héroe de la izquierda chanta le parece más deshonroso reparar una falta que haberla cometido, y articula toda su influencia para no reconocer los abusos que cometió con adolescentes indigentes en sus tiempos de cura.

Entretanto, la misma actitud demuestran quienes presentaron como referente moral a un oscuro personaje que acabaría deshonrando como pocos a la investidura presidencial de Paraguay.

Nada más y nada menos que un cura pederasta confeso, además acusado de violador, el gran embaucador Fernando Lugo. ¿Es un tema privado la dignidad de unos hijos que negó ante la opinión pública de un país entero, y una doble vida desenterrada que hoy ha convertido al Paraguay en el hazmerreír del mundo?

TERCERA DEMANDA PARA EL "PADRE DE LA PATRIA"

La jueza de la Niñez y Adolescencia paraguaya, Sonia Sánchez Laspina, aceptó este jueves dar trámite a una demanda contra el presidente Fernando Lugo promovida por Hortensia Damiana Morán, que le reclama el apellido para su hijo varón de 2 años.

Ahora Lugo "tiene nueve días para contestar la demanda o allanarse al reclamo", dijo la actuaria judicial Barbara Leiva a periodistas. "Para nosotros esto es un proceso normal, con la sola diferencia de que se trata del presidente de la República", explicó aunque con muy poca convicción.

Hortensia Morán es la tercera mujer que demanda por paternidad irresponsable a Lugo. En mayo pasado, luego de un escándalo en la prensa, el clérigo-presidente admitió y reconoció un hijo de 2 años, Guillermo Armindo, fruto de su unión con Viviana Carrillo, hoy de 25 años, pero con quien la relación empezó cuando ella tenía 16.

Una segunda querella fue planteada por Benigna Leguizamón, de 27 años, quien también lo acusa de violador, y a quien también ultrajó siendo menor de edad. El trámite de este juicio supuestamente se halla en etapa de resolución por el juzgado, que debe decidir si Lugo tiene que hacerse la prueba de ADN, como pide la defensa. Sin embargo, el clérigo ha logrado congelar todos los trámites, con la descabellada excusa de que no quiere exponerse a una agresión de Benigna, a pesar de contar con un batallón de escolta presidencial de más de mil hombres, dotado con blindados y armas pesadas y largas.

Hortensia Morán exige también la prueba de ADN al ex obispo católico. "Una vez que tengamos el reconocimiento por parte de Lugo estaremos haciendo también un juicio por asistencia de alimentos", dijo el abogado de la mujer, Rodrigo Aguilar.

OBISPO, PRESIDENTE Y VIOLADOR
Benigna Leguizamón (26), responsable de la segunda demanda por filiación en contra del presidente Fernando Lugo, también denunció al ex obispo de haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó en un programa radial difundido en Ciudad del Este, en la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil.

La mujer sorprendió a los medios cuando relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó.

LA PIEDRA DEL ESCÁNDALO
No menos escandaloso es el testimonio de Viviana Carrillo, donde expresaba que su relación con Lugo se había iniciado siendo ella menor de edad.

"Siendo muy joven aún (tenía 16 años), aproximadamente en el 2000; y al tiempo en que realizaba mi preparación para realizar mi confirmación dentro de la religión católica en la cual fui bautizada por mis padres, conocí al Obispo Fernando Lugo en el Departamento de San Pedro de donde soy originaria; cuando vivía en la casa de la señora Edith Lombardo de Vega", señala el escrito.

Continúa explicando que aparte de acompañar a la demanda con fotografías y el certificado de confirmación firmada por el entonces obispo, "desde aquella tierna edad, el demandado me sedujo, y empezamos a tener un relacionamiento amoroso, el cual se inicio porque él se quedaba a dormir en la casa de mi madrina Edith Lombardo de Vega en la localidad de Choré, en cuya casa también vivía yo".

"Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, el me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", detalla la demanda.

Explica luego que "poco tiempo después, al sospechar mis padres y mi madrina lo que estaba ocurriendo, todos mis familiares y personas cercanas me dieron la espalda, diciéndome que eligiera vivir en el pecado (por estar con un sacerdote) o que me arrepintiera y me olvidara por completo de lo que había pasado".

La mujer relata luego que el motivo que detonó su demanda fue la desatención en la que Lugo tenía al hijo y expresa que una vez discutiendo sobre el asunto "me dio un golpe en la cara", molesto porque le dijo que al parecer él no quería al niño.

La temprana polémica desatada en torno a las mutuas acusaciones de realizar orgías, entre la oposición y el entorno del obispo Fernando Lugo, inauguró una larga serie de bochornos que penosamente ha venido sorteando el gobierno arzobispal de Paraguay, que encabeza este falso referente moral, hoy también acusado de propiciar el terrorismo.

"Benítez tuvo 60 años de orgías" repondió entonces en el diario La Nación La Nación el secretario de emergencias y favorito del clérigo-presidente Camilo Soares, al senador opositor Rogelio Benítez, quien lanzó las acusaciones de que el obispo Fernando Lugo preparaba una sede para sus orgías en una paradisíaca isla en Encarnación.

“Yo no sé qué es lo que le mueve a Rogelio Benítez, envidia o qué cosa es, pero bueno, Rogelio Benítez tuvo 60 años de orgía, él y su antepasados. Entonces, creo que es un goloso, con 60 años no se conforma” dijo Soares, un habitué de las discotecas gay que poco tiempo antes fue fotografiado en uno de estos lugares con el afamado travesti "Electra".

Las declaraciones del senador Benítez desataron la primera tormenta política en el seno del gobierno, hoy acosado por escándalos de corrupción y denuncias de favores a los amigos del entorno presidencial. "Yo le pediría que regule sus declaraciones en horario de protección al menor", dijo también el pudoroso amigo del travesti Electra Camilo Soares, según la prensa de entonces.

El siguiente escándalo que sacudió al gobierno de Fernando Lugo, y que lo consagró como un consumado mentiroso, e incapaz de cumplir con sus compromisos asumidos ante las instituciones (en ese caso, la iglesia católica), fue la revelación de que siendo obispo había dejado embarazada a la jovencita Viviana Carrillo. Posteriormente se supo que había iniciado la relación cuando ésta era menor de edad.

Poco después, una segunda mujer llamada Benigna Leguizamòn también reclamò judicialmente a Fernando Lugo que reconozca la paternidad de otro de sus hijos, acusándolo además de haberlo golpeado de manera miserable.

Una tercera mujer no tardó en aparecer, mientras distintas versiones que luego fueron silenciadas, hablaban de hijos del obispo en España, Ecuador, Italia y otros países donde había realizado sus “giras pastorales”. Luego de que el abogado del presidente dijera que no hubo contacto con ella, Damiana Morán, la tercera mujer que concibió un hijo con el obispo-presidente, emplazó al clérigo para que asuma el reconocimiento del niño; de lo contrario amenazó con accionar también ante la justicia. “Espero que eso cambie” comenzó diciendo Damiana Hortensia Morán en una entrevista que mantuvo con el periodista del canal de noticias argentino TN, Julio Bazán, en relación a la nueva negativa del clérigo-presidente de reconocer a su hijo Juan Pablo.

Poco después, y como guinda de la torta, los escándalos alcanzaron al cuerpo diplomático cuando el embajador de Fernando Lugo en Chile, el ex senador Armando Espínola, apareció en primera plana de diario Popular de la capital paraguaya, fotografiado en plena orgía.

Las fotos mostraban a un eufórico Espínola despojándose de sus ropas y siendo obligado a travestirse por varias mujeres que lo rodean, en medio de prácticas sadomasoquistas. La noticia dominó las primeras planas de los diarios, y estuvo a punto de opacar la reunión cumbre del MERCOSUR que por esos días se llevó a cabo en Asunción.

Por si todo esto fuera poco, unos días más tarde un cercano colaborador de Fernando Lugo durante su campaña proselitista, el hoy intendente de San Carlos Luís Anibal Schupp, acusó al abogado particular del obispo, Marcos Fariña, de traficar influencias aprovechando su proximidad al obispo y oficiar de proxeneta presidencial, abocándose a la tarea de proveer prostitutas para las orgías arzobispales.

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Censura. No la juzgo como una práctica muy denostada en estos días. Por el contrario, se me antoja que tiene más adeptos de los que, a priori, pudiéramos presumir. Como muestra de ello, hay un sector de usuarios que están abandonando cierta red social para migrar a otra más homogénea, y no con el fin de huir de la censura, sino por la ausencia o supresión de la misma en la primera de ellas.

Vivimos agazapados sobre los detalles mínimos a nuestro alcance y llegamos a convencernos de que esa es la auténtica realidad. Convencidos o resignados, estamos instalados en esta polémica de manera permanente; no aparece el tono resolutivo por ninguna parte. Aunque miremos las mismas cosas, cada quien ve cosas con matices diferentes y la disyuntiva permanece abierta.

El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.

 
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