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‘Contra el viento’ de Ángeles Caso y ‘La bailarina y el inglés’, dos novelas interesantes, distintas, atractivas

Herme Cerezo
Herme Cerezo
lunes, 30 de noviembre de 2009, 05:34 h (CET)
Han transcurrido ya algunos días desde que comenzaron su periplo por el pentágono peninsular y la promoción empieza a pesar en el cuerpo, que no en el ánimo, de Ángeles Caso y Emilio Calderón, ganadora y finalista, respectivamente, del Premio Planeta 2009. Sin embargo, ellos se lo toman bien, al menos esa sensación flotaba el pasado miércoles en el Hotel Astoria de Valencia donde presentaron sus obras.

Tras la sesión de flashes, – siempre hay alguien que les pide a los autores que posen con sus libros recién estrenados entre las manos – y siguiendo el mismo orden que, tradicionalmente, gobierna la ceremonia de entrega del premio, en primer lugar tomó la palabra el finalista, Emilio Calderón, para decir que su bailarina y su inglés conformaban una novela "escrita con vocación de libro de aventuras, ambientada en un país exótico como es la India". En principio, el nombre pensado, ‘El inglés y la bailarina’, alteraba los términos del título definitivo, pero "como caballero británico que se le supone que es, el protagonista le cedió el paso a la bailarina". Además de ellos dos, en la novela intervienen otros personajes secundarios, "un hombre cazador de tigres, un tigre cazador de hombres y un maharajá excéntrico, como todos los maharajás", que proporcionan el armazón necesario para construir la obra. El protagonista, Henry Masters, "es un británico nacido en la India, que no conoce la metrópoli, Inglaterra, lo que le crea un problema de identidad, a la vez, que le proporciona un indudable reconocimiento entre sus conciudadanos". Ella, Lalita Kadori, la protagonista femenina, "es una mujer india distinta de sus compatriotas del mismo sexo, ya que tuvo acceso a la cultura porque de pequeña fue vendida a un templo para ser casada con un dios". Aunque claro no es oro todo lo que reluce, porque detrás de esto "se esconde un problema de abusos por parte de la clase sacerdotal". Precisamente gracias a esta circunstancia, "Lalita aprendió a leer, a escribir, a recitar poesía y a tocar instrumentos musicales, y pudo adquirir una cierta formación cultural". Más adelante, esto se reflejará en su personalidad y la bailarina "cobrará conciencia política y de su condición de mujer". El resto, como dijo el escritor, "está en la novela".




Emilio Calderón y Ángeles Caso.


Ángeles Caso, la ganadora del premio, fue breve en su intervención. Manifestó que ‘Contra el viento’ "está basada en una persona real, una mujer caboverdiana que le ayudó a cuidar a su hija". Entre ellas se estableció una relación de amistad, que le permitió profundizar en el conocimiento de Sao, la protagonista. "La vida de ella, como mujer emigrante es dura, como lo son todas las vidas de las emigrantes, que abandonan su país, su familia, sus costumbres, su lengua". Y no todos sirven para emigrar porque "desde que toman la decisión de salir asumen esa dureza y demuestran tener una fuerza de voluntad asombrosa para crearse una nueva existencia partiendo de cero". La existencia de Sao ha sido singularmente calamitosa, ya que se casó con un hombre que era un auténtico maltratador que les tendió una trampa a ella y a su hijo. "Cuando la pesadilla terminó, y terminó bien, afortunadamente, me di cuenta de que ahí había una historia extraordinaria de la que podía salir una novela".

A continuación, ambos autores intercambiaron sus papeles y Emilio Calderón habló de ‘Contra el viento’ y Ángeles Caso lo hizo de ‘La bailarina y el inglés’. El escritor malagueño dijo que "desde el primer momento, me sentí identificado con la protagonista. El principio es desgarrador, representa a Ángeles Caso escribiendo a tumba abierta. Además, la mayoría de personajes son mujeres y los hombres que aparecen en la novela no salen muy bien parados". Como lector occidental añadió que "para nosotros resulta muy difícil ponernos en su papel y, además, ser capaces de soportar todas las terribles vicisitudes que ella sufrió". Por último, añadió que "al contrario de lo que ocurre en mi novela, la suya es una historia cotidiana, que te la puedes encontrar nada más salir a la puerta de la calle". Por su parte, Ángeles Caso explicó que conocía a Emilio desde hacía tiempo. "He leído su novela y me parece extraordinaria. Ha conseguido transportarme a mi juventud. Está muy bien escrita y, sin ánimo de criticar a nadie, ésta es una cualidad muy escasa en el panorama literario español, donde se editan demasiadas novelas que no deberían publicarse por este motivo".

Y hasta aquí llegó la riada, perdón, la rueda de prensa. Luego vino el turno de las entrevistas. Y yo, respetando el "rito planetario", empecé también por Emilio Calderón, el finalista.
 

Emilio Calderón: "Con mi novela pretendía que el lector se evadiese, que soñara, que se alejase del día a día"


Emilio, continúas presentándote a premios literarios, y con éxito, ¿lo tuyo es competir?

En mi defensa he de alegar que mientras escribo no pienso en ningún premio. Cuando acabo mis novelas es mi agente quien me empuja para concurrir a los concursos.

En una ocasión me dijiste que no llevabas demasiado bien lo de la promoción, ¿es más fácil hacerla "en pareja"?

La verdad es que sí. Aunque es muy cansado siempre es mejor hacerla en compañía, si es buena, claro, como en este caso. Yo estoy aprendiendo mucho de Ángeles. Ella ha trabajado en los medios de comunicación, conoce sus entresijos y tiene tablas de sobra.

¿Ganar el Premio Planeta o ser finalista significa la absoluta profesionalización para un escritor?

Algo de eso hay, sobre todo porque uno pasa de la invisibilidad a la visibilidad que es, en el fondo, lo que todo escritor anhela.

Al escribir ‘La bailarina y el inglés’, una historia eminentemente de aventuras, ¿qué pretendías?

Con mi novela quería sacar al lector de la realidad, de tanto caso Gürtel, pretendía que se evadiese, que soñara, que se alejase de las historias de cada día, como hacía yo cuando de pequeño leía novelas que no tenían nada que ver con lo que ocurría a mi alrededor.

Tu novela huele a Salgari, a Kipling, a Verne, a Stevenson, ¿sus voces estuvieron presentes en tu imaginación mientras la escribías?

Sí, tenía presentes todos los recuerdos de aquellos libros que me transportaron a tantos escenarios mágicos. Han sido mis referentes en cada una de las líneas que escribía.

Y de nuevo, como en tu anterior obra, ‘El judío de Shanghai, ubicas la acción en el continente asiático, al final tendrás que marcharte a vivir allí.

[Risas] Pues he amenazado a la editorial con otra novela más, ésta ambientada en Japón. Quería escribir una novela sobre China, otra sobre la India y una tercera sobre el Japón, que son las tres grandes culturas de la zona que me interesa. De hecho, ya la he empezado.

¿Te hubiera gustado ser Henry Masters o, dicho de otro modo, qué tiene el protagonista de Emilio Calderón?

Algo mío tiene, por ejemplo, la perplejidad sobre la patria. Soy bastante escéptico en torno al concepto de patria, creo que uno muchas veces se fía de algo que no existe en realidad, que no tiene cuerpo, ni brazos, ni cabeza, y que lo que hace ese algo es triturarte, utilizarte ... Sin embargo, me parece que soy algo más despierto que él en este aspecto.

Lalita Kadori y Henry Masters, dos desarraigados, ¿son la imagen del antihéroe?

Sí, totalmente, son dos antihéroes que en un momento determinado el destino, primero, une y, después, desune.

Cuentas muchas cosas en ‘La bailarina y el inglés’: tradiciones indias, leyendas, costumbres, rituales sexuales ..., ¿hay mucho trabajo de documentación detrás de estas trescientas páginas?

He tenido que leer bastante pero cuando lo hago disfruto mucho. No hay que olvidar que soy historiador y me manejo con bastante soltura en archivos y bibliotecas. Yo quería ambientar y dibujar bien una cultura tan diferente de la nuestra.

En el fondo de tu novela planea una figura histórica: Gandhi. Todos tenemos un concepto idealizado de él, sin embargo, parece que hasta en su propio partido decían que "costaba mucho dinero mantener la pobreza de Gandhi".

Esa frase que citas no es de mi cuño, es real, pertenece a uno de sus asesores. Gandhi tenía unas ideas económicas antediluvianas. Si la economía india hubiese caído en sus manos, el país habría regresado al tiempo de las cavernas. Por ejemplo, para oponerse al imperialismo británico que representaban los grandes telares de Manchester o Liverpoool, Gandhi implantó la rueca para tejer. Afortunadamente, en su partido, había personas muy valiosas, como Nehru, provisto de unas ideas más reales, cercanas incluso al socialismo ruso. No obstante, no podemos olvidar que Gandhi era un santón y que su figura como líder era gigantesca. Él fue el único ser humano capaz de derrotar al imperio británico sin usar la fuerza de las armas. Los ingleses no sabían qué hacer con un tipo tan delgado y vestido únicamente con un taparrabos.

Cerramos con un poco de cotilleo: ¿qué vas hacer con tanto dinero aunque no sea el primer premio?

Pues voy a organizarme un viaje a Japón [nuevas risas] para buscar localizaciones para esa novela de la que te hablaba antes y que ya he comenzado a escribir.


Ángeles Caso: "No se puede contar una historia real tal cual es. Las reglas de la ficción y de la realidad son diferentes"


Tú eras una periodista de éxito, sin embargo, rompiste con todo y comenzaste a escribir, ¿por qué lo hiciste?

Pues porque yo nunca me sentí periodista. Yo estudié Historia del Arte y caí en el periodismo por casualidad, tras pasarme tres años buscando trabajo de lo mío. Y aunque le debo mucho al periodismo, una profesión imprescindible en el mundo contemporáneo, lo que no me gustaba nada era la parte del famoseo. Cuando me puse a escribir, mi hija era muy pequeña, dirigía un programa de radio y no me quedaba tiempo para más. Entonces opté por hacer lo que me gustaba, que era escribir, y dejé lo otro.

Una de las cosas que más te preocupa son tus bajones de ánimo, ¿se escribe mejor baja de moral o con la moral por las nubes?

Yo escribo mejor con la moral alta, lo tengo clarísimo. Si no estoy bien, no puedo hacerlo. Ya sé que hay mucha leyenda romántica en torno a esto, pero a mí, si estoy preocupada por cualquier cosa, me cuesta muchísimo escribir.

Tampoco te gusta mucho la promoción, como a tu compañero Emilio. Te hago la misma pregunta que le he formulado antes a él: ¿se lleva mejor "en pareja"?

Nosotros nos llevamos muy bien. Tenemos muchos puntos en común, además él es muy simpático y yo procuro no ser borde tampoco. Sí, creo que se lleva mejor en pareja, te da tiempo a charlar de temas variados y el tiempo pasa más deprisa. Aunque también es duro porque son muchos días repitiendo las mismas cosas, viajando, firmando ejemplares, etcétera. De todos modos, creo que hay que estar agradecida, porque si no sales en los medios de comunicación nadie sabe que existes.

‘Contra el viento’ es una reflexión sobre lo afortunados que somos en este país y en Europa en general, ¿es también una pequeña bofetada al mundo occidental?

En principio, no era esa la intención, pero probablemente sí está en el trasfondo del libro, porque yo sí soy muy consciente de eso. Somos gente privilegiada, muy mimada por la fortuna. Conozco a muchas personas que se quejan por tonterías: el retraso de un vuelo de avión, tener unos kilos o unas arrugas de más ... Nos hemos convertido en seres caprichosos por culpa de tanto bienestar.

Cuando Sao te contó su historia, ¿qué imagen disparó tu imaginación para escribir la novela?

Es una imagen sobre todo del final, que no puedo desvelar por razones obvias. Es la parte en que esa mujer se convierte en una heroína al estilo antiguo porque se enfrenta al destino. Ese momento fue el que disparó mi imaginación.

‘Contra el viento’ es una novela basada en hechos reales, ¿se puede trasplantar la realidad tal cual a la literatura
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No, no se puede contar una historia real tal cual es. Las reglas de la ficción y de la realidad son diferentes. Las cosas importantes, el esqueleto, sí son ciertas pero hay muchas otras cosas incorporadas o sustituidas. Mientras escribía, traté de meterme en la cabeza del personaje durante los momentos más críticos de su existencia, para ver qué sentía. Y lo que he escrito era lo que yo pensaba, ya que Sao no me había contado nada de eso.

Ahora que citas a Sao, ¿cómo reaccionó ella al enterarse del premio?

Se emocionó muchísimo. Voy a compartir una parte del premio con ella para garantizar que sus hijos puedan estudiar, algo que Sao no pudo hacer nunca. Lo que ha ocurrido después es que ninguna de las dos pensamos que esto pudiera amplificarse tanto y tuviera tanta repercusión en los medios. Ella ahora trabaja en Lisboa, en un bar, y hay españoles que han ido a buscarla para que les firme ejemplares de la novela.

De tu premio, 43 millones se los lleva Hacienda, teniendo en cuenta que esto de la escritura es un arte, digamos etéreo, que depende de la inspiración, del momento emocional y que el estado tampoco contribuye a la formación de los escritores, ¿no es un poco abusivo?

Totalmente. El proceso de formación de un escritor es muy largo. El estado no te proporciona formación, eres tú quien pasa mucho tiempo leyendo y escribiendo para formarte a ti misma. Mira, hace dos años comencé una novela que tuve que abandonar en la página ciento dos porque no podía seguir. Fueron muchos días y horas de trabajo estériles y a mí nadie me dio nada para recompensar ese tiempo invertido. Esta misma novela me ha costado tres años de escribirla. Pero, bueno, ¿qué se le va a hacer? Es lo que hay.

Terminamos: eres asturiana y ... ¿del Oviedo o del Sporting?

¡Buff, qué pregunta! No soy nada futbolera, pero bueno pon el Sporting porque nací en Gijón, toda mi familia es de este equipo y no quiero que me riñan.

 
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