Era a finales de Julio que el presidente del Castilla- La Mancha, Emiliano García-Page, lanzaba una seria advertencia sobre las consecuencias que tendría aceptar la condición de ERC de una financiación singular para Cataluña al margen del resto de las Comunidades Autónomas. Page dejaba claro que si Sánchez aceptaba esa condición “habrá abandonado el elemento fundacional del partido”, la solidaridad. Según él, supondría la negación del Estado y la puntilla a cualquier política de izquierdas, porque agudizaría la desigualdad entre los españoles.
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