La deportista de élite Patricia García Rodríguez, natural de San Lorenzo del Escorial (Madrid), una de las legendarias jugadoras de la Selección Española de Rugby olímpica en Río 2016 y apasionada por la educación en valores y la transformación social, acaba de abrir mercado en América Latina en su faceta de conferenciante, algo que le apasiona y lleva haciendo desde 2012.
Créditos: Aljaz Babnik
La conferencia motivacional ‘El rugby transformó mi vida’ impartida este año en Medellín (Colombia), es solo un ejemplo de lo que Patricia, líder en su campo, busca transmitir a su audiencia. García está profundamente convencida de la conexión que existe entre los valores del rugby y su aplicación en la vida personal y empresarial. El evento de Medellín lo organizó la Mesa de la Mujer, el programa estrella de la Federación Colombiana de Rugby.
Estas son algunas de las lecciones que la jugadora, 384 veces internacional con la Selección Española (Rugby 15 y 7), comparte por el mundo. Y es que la suya es una historia de superación llena de desafíos, triunfos y lecciones.
“Imagíneselo. Mujer, rugby y España. En 2008, cuando empecé, dedicarse profesionalmente a este deporte era una utopía. Fue la identidad, los valores y el sentido de pertenencia a una familia lo que me enamoró”, comenta la exjugadora.
“El rugby, donde todos tienen su posición, pero todos son igual de importantes, me enseñó respecto, compañerismo, responsabilidad, solidaridad, trabajo en equipo, instinto de superación, resiliencia, empatía, lucha y libertad. También, a gestionar emociones, resolver conflictos y, lo más importante, actitud. Además, me brindó la gran oportunidad de vivir y jugar en países como Nueva Zelanda, Francia, Inglaterra (Exeter Chiefs) y Japón donde no solo aprendí de los mejores, sino también a valorar la diversidad mirando a través de los ojos de otras culturas”, explica la que fue durante 12 años leona de la Selección Española de Rugby.
“Tu mejor versión sirve al equipo”
Patricia siempre recuerda que “todas las personas tenemos áreas de mejoras y fortalezas, pero que para generar confianza hay que poner el foco en las fortalezas”. Además, habla de los duros entrenamientos a los que se sometió durante seis años (2010-2016) para conseguir el sueño olímpico. Y de cómo falló en Moscú (2013) ante EEUU la patada más importante de su carrera deportiva, partido con el que España iba a conseguir la primera medalla del mundo y de cómo aprendió a darle la vuelta a aquella circunstancia.
“Hay cosas que no están en el control de una, pero los factores que dependen de ti hay que trabajarlos a nivel mental también. El rugby, algo muy potente, nos enseña a levantarnos tras el placaje, te empodera y te ayuda a gestionar el fracaso y el éxito. Tu mejor versión sirve al equipo”, afirma la rugbier, quien también habla del respeto al árbitro en el campo, aplicado a la vida.
Tras colgar las botas, Patricia García se retiró hace dos años con la gran satisfacción de haber podido dejar la camiseta en mejor lugar que donde la encontró. Desde entonces, se dedica a su otra gran pasión: las personas. A conectar con sus propósitos y fortalezas convirtiendo los fracasos en oportunidades y tratando de visibilizar la importancia del trabajo en equipo y de la diversidad de las personas.
Convencida de que el rugby puede cambiar el mundo e impactar positivamente en nuestras vidas, Patricia García, además de impartir conferencias inspiradoras, organiza actividades de teambuilding con empresas, mientras sigue viajando y trabajando en zonas desfavorecidas como las favelas en Río de Janeiro o la Cañada Real Galiana en Madrid con la entidad sin ánimo de lucro que ella misma fundó y que lleva su nombre: PGR ONG.
Con este proyecto solidario, que creó para devolverle al deporte todo lo que a ella le ha dado, ha estado en favelas, desiertos y cárceles; en Brasil, dos veces en Chile, Marruecos, Kenia y una gira por toda España promocionando el rugby y sus valores como medio de educación social y de expresión de libertad individual. Y es que, como ella dice, “en el rugby, un deporte inclusivo, no hay estrellas. El equipo es la estrella”.
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