Por eso, canta, ríe, baila, ama y vívela intensamente, cada momento de tu vida, no esperes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.
Todo en este mundo se parece en su total arraigo, su similitud es parecida, aunque siempre el lector tenga sus diferencias, ya que cada uno tiene sus ligerezas y sus ferias de las veleidades y gustos caprichos buscados al azar, en gustos y complacencias que, como si fuese un eslogan, debemos aceptar y en su definición admitir. No por ello me expongo en este caso, pensando que no todo es bueno y malo; es según se mire y las circunstancias del momento. Solo es mi intención sacar una sonrisa, emoción y esparcimiento, máxime en estos días tan aciagos y ominosos momentos tan serios que tenemos nosotros los españoles, donde quisiera dejar una sonrisa.
Allá por los años 1987, cayó en mis manos una recopilación de reseñas, nombres compuestos con sus apellidos correspondientes, casi todos ellos copiados de placas en las puertas, letreros comerciales y de páginas amarillas, e incluso de clientes y amigos. Esta selección se comenzó en el año 1962. Su autor es Carlos Uhler, amigo y compañero de trabajo de la provincia alicantina. Persona dicharachera donde las haya y amigo de sus amigos. He aquí algunos de los nombres y apellidos en una sola persona, e incluso su procedencia, esperando sacar una sonrisa a mis compatriotas, así la conmoción que tenemos nos tranquilice y frene la incertidumbre que tenemos a flor de piel. Ahí van estos, a veces graciosos apellidos e incluso nombres: Rosalía Becerra Ternero, de Sevilla; Carlos Chacinero Tocino, de Benidorm; Ángel Jardín Florido, de Jijona; Lourdes Frutos Seco, de Jumilla; Domingo Mercado Viejo, de Lérida; Amparo Marruecos Mora, de Almería; Manuel Mujeriego Bueno, de Albacete; Felipe Segundo Tercero, de Badajoz; Javier Seisdedos y Mellado. Y, entre todos los que aún tengo, ahí tienen estos dos últimos: miren este: Jacinto Jazmín de la Rosa, de Segovia, y Ángel Abad Fraile, de Linares.
En mi familia, y concretamente por casualidad, no entran en esta recopilación los apellidos Vacas y Borrego, donde se hubiesen emparentado. Uno es el segundo apellido de uno de mis yernos y el otro, el segundo de mi hija. Demos gracias a esta veleidad, ya que tanto mi yerno como mi hija son sus segundos apellidos. De lo contrario, dos de mis nietos serían llamados Vacas Borrego, de Córdoba: Vacas, de Villanueva de Córdoba, y Borrego, de Estepa.
Como se observa, la feria de las veleidades es muy caprichosa y vulnerable en su entroncamiento familiar. No recuerdo los años, posiblemente sería por los años 80 a los 90, cuando me presentaron a un registrador de la propiedad en el Valle de los Pedroches. Se llamaba don Juan Cuernos Puestos. Me lo presentó un médico tomando unos vinos. Aquel registrador, entrado en años, era un cachondo de muy señor mío, de nombre don Juan. Un hombre de charla muy cercana, amena y extrovertida. Nos decía que le importaba un cuerno y que iba por el mundo muy feliz, ya que no le quedaba más remedio, pues tuvieron que aderezarlo a su nombre de Juan con dos apellidos encarnados: uno en osamenta y el otro podría ser de quita y pon, a capricho.
Nos apartamos de la puerta de aquel mesón y, cogiéndome del brazo, me dijo: "Te voy a contar lo de mis apellidos". En ocasiones, ante sus clientes que iban al despacho para hacer el registro de sus casas y haciendas, cuando un cliente le decía: "Don Juan, ¿cómo es esto de sus apellidos Cuernos Puestos?", él contestaba: "Cuernos por mi padre y Puestos por mi madre".
Hasta aquí se puede ver la personalidad de las personas, donde la observé en este registrador, para quien los prejuicios posiblemente personales le importaban un bledo y, en sentido más coloquial, a aquel don Juan Cuernos Puestos le importaba un huevo que sus dos apellidos fueran motivo de risa. Risa que él mismo buscaba ante sus clientes. No quisiera dejar de exponer algunos de los apellidos más relucientes, que nos dejan en esta feria de las veleidades al menos una sonrisa. Como he dicho antes, la risa también es contagiosa. Bendito contagio este de la risa: Benancio Vino Blanco, de Pamplona; Josefa Montes Llanos, de Ciudad Real; Matías Zarza Mora, de Santander; Damián Zapatero Descalzo, de Sevilla; y Julio Marzo Abril, de Denia. Y ahí dejo el último: Salud Ciprés Cementerio, y este otro: Domingo Abril Mayo, de Almuñécar.
La vida es muy caprichosa a veces. Hay que dejarla y seguir su camino, verla tal cual viene sin darle vueltas. La vida es como una obra de teatro que no permite ya más ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, ama y vívela intensamente, cada momento de tu vida. No esperes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.
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