Mi primer artículo del año se centrará en reproducir la carta que los padres de Vera han enviado a los medios de comunicación tras la falta del avance de la instrucción y la falta de respuestas por parte del consistorio que lidera el victimista Carlos Fernández Bielsa, que lo poco que ha hablado ha sido para difamar a una de las familias por reclamar la cadena de negligencias que acabó con dos vidas y varios niños heridos ese día de Reyes de hace 3 años.
Su cuñado es el concejal de fiestas y de deportes que ni siquiera ha dado respuestas mientras insistentemente se pedía su imputación y la oposición traía mociones para su dimisión y la reprobación del alcalde.
No hace mucho toda la oposición coincidía en el pleno municipal sobre las lamentables condiciones en las que este edil tiene el campo de fútbol de la canaleta de Mislata.
Hablamos de un hinchable con las cuerdas rotas, cables eléctricos empalmados con cinta aislante tirados en el suelo sin protección, diferentes fallos administrativos, argollas que ni estaban y cuerdas de las que se utilizan para collares de perro o tendederos de ropa.
El ingeniero que firma el visto bueno a las atracciones según la geolocalización del teléfono móvil estaba a unos 200 kilómetros de distancia, en Elche, que es donde tiene su despacho.
Tras las alertas meteorológicas, el Ayuntamiento debería haber dado los pasos para que la feria se hubiera cerrado, además de que ese castillo hinchable ni siquiera cumplía el proyecto municipal y estaba situado en un lugar diferente y, por lo tanto, sin proteger de las fuertes rachas de viento que había previstas para ese día y que acabaron con la vida de Vera (4 años) tras varios días en cuidados intensivos y Cayetana (8 años) además de dejar varios niños heridos.
Todos los informes policiales y periciales aseguran con total seguridad que la muerte de las dos pequeñas tuvo lugar por la negligencia cometida.
POSIBLE INTENTO DE MANIPULACIÓN DE LA ESCENA
La familia de Vera acusa a los feriantes de un intento de manipulación de la escena, lo que quedó acreditado en un informe pericial a la espera de lo que dictamine el juzgado.
Además, lo que sí que está corroborado más que de sobra es que el feriante fue pillado dentro del perímetro de seguridad y la policía pudo comprobar como los restos de sangre que dejó Vera estaban restregados y limpiados a lo que el feriante con toda su cara no dudaría en culpar a los empleados del samur que lógicamente lo que hicieron fue atender la urgencia.
Aunque era evidente que los empleados de emergencias no están para estas cosas, aun así la policía preguntó a los empleados que niegan con total rotundidad haber limpiado ninguna mancha de sangre.
Como las mentiras tienen las patas muy cortas, el propio feriante se contradice con su abogado que tras un reportaje en Zoom Apunt fue preguntado por este hecho y señala que no sabía si eso era cierto y si era cierto quién lo hizo mientras que su cliente había dicho que sí sucedió y había culpado a los empleados sanitarios falsamente como su misma defensa hizo saber en el programa.
El silencio del gobierno municipal de Mislata, que ahora se centra tanto en criticar a sus adversarios políticos por la gestión de la catástrofe climática que nos ha llevado a la DANA, no es ni mucho menos un ejemplo a seguir precisamente.
Unos feriantes que llevan toda su vida cometiendo ilegalidades e incluso en lo laboral declarando un vecino que eran varios empleados inmigrantes que dormían hacinados en una caravana.
Sin embargo, el feriante no tenía a nadie contratado, entre otras cosas porque su actividad estaba dada de baja fiscal desde hace nada menos que 9 años y otra de las causas misteriosas es que todo el mundo coincide en que había un empleado de origen magrebí que se volcó en ayudar a los niños que habían quedado atrapados y nadie sabe de su paradero desde entonces.
Por mi parte, conozco de primera mano las malas formas, precariedad laboral y como se aprovechan de las personas en situación vulnerable, pero también del sector de parte de sus compañeros que pese a las evidencias tan clarísimas lo siguen encubriendo y coaccionando a los que contamos las cosas como son y corroboran las autoridades (respetando la presunción de inocencia hasta que una sentencia diga lo contrario, pero lo que es innegable es que nada lo hicieron bien).
"Maravillas Monterrubio", así se llama el puesto de comida rápida familiar y que se promociona como auténtica comida americana cuando todo se compra en un conocido supermercado valenciano, además de que con el tiempo ningún empleado aguanta trabajar ahí.
Cuando tiempo después de estos fallecimientos los feriantes seguían haciendo su vida, un ingeniero y un policía local detectaron varias deficiencias en Burjassot durante la inspección que realizaron en sus instalaciones.
Piquetas cubiertas con botellas de plástico, extintores caducados o el bloqueo parcial de una salida de emergencia son algunas de las anomalías que quedaron acreditadas por parte de estos feriantes. De momento, imputados están el propietario del hinchable ruinoso, su cuñado que es el responsable de tratar con las administraciones, el ingeniero que dio el visto bueno y el técnico municipal del Ayuntamiento de Mislata aunque la familia ha intentado en multitud de ocasiones la imputación del concejal de fiestas, Antonio Arenas:
«Es la persona que decide realizar la actividad de la feria; quien contacta con el feriante para encargarle su ejecución, sin publicidad ni concurrencia alguna, a pesar de que cesó en su actividad como feriante en 2013, quien decide no ordenar la inspección de las atracciones, y, por tanto, el responsable de que no se comprobara ni la ubicación, ni que el montaje se acomodara al proyecto o a la declaración responsable; y es quien, por delegación de alcaldía, autoriza la instalación de la feria», argumentó su abogado Jorge Carbó ante el juzgado.
También se investiga si el ingeniero contaba con el certificado OCA y parece ser que la feria ni siquiera tenía licencia de apertura como tal, pero sí "de ocupación de vía pública que cubría todo".
Por último y entre muchas otras cosas, la madre de Vera señaló ante el juzgado que "la última vez que vi al feriante fue cuando mi hija estaba en el suelo, desangrándose, él paso sin mirar a la niña, a medio metro, pero sin mirarla en ningún momento" además de señalar que lo que hizo fue coger una muñeca del suelo que había ganado la niña para esconderla en la tómbola.
Lo innegable es que todo esto se podía haber evitado si las cosas se hubieran hecho bien y que la actitud del Ayuntamiento es de una frialdad máxima.
CARTA DE LOS PADRES DE VERA
Una vez hecha la introducción, aquí tenéis la carta textual enviada por esta familia rota por el dolor:
Ni olvido ni perdón. La frase sirve para las 223 víctimas mortales de la Dana y para las más de 200 familias rotas que más que indemnizaciones exigen respuestas. Ni olvido ni perdón. La frase la hacemos nuestra como padres que llevamos tres años esperando a que la justicia castigue a los homicidas que provocaron la tragedia de la feria de Mislata y dignifique la muerte de nuestra hija. El último avance en una instrucción enfangada es una nueva prórroga, la quinta. Tres años sin Vera y sin respuesta al doble homicidio por imprudencia al que apuntan la Policía Nacional y dos peritos independientes, uno de ellos designado por el propio juzgado. La historia ya la conocen: un hinchable sin anclar en una feria mal ubicada que ni revisaron los ingenieros ni supervisó un ayuntamiento que se desentendió de la seguridad. El resultado también lo conocen: dos niñas muertas y cero responsables.
De momento tenemos cuatro investigados: los dos feriantes, su ingeniero y el técnico de Mislata, que también es ingeniero. Entre ellos se echan la culpa y tratan de huir de las sombras de Vera, cuatro años, y Cayetana, ocho años. La avaricia de esos feriantes y la desidia de quienes debieron controlar la seguridad de sus atracciones y no lo hicieron segaron dos vidas maravillosas. Hoy son dos sonrisas eternas que siguen reclamando justicia para los monstruos y protección para otros niños.
La Fiscalía y los jueces no se deciden a citar a algún responsable del ayuntamiento que aporte esas respuestas. Solo pedimos que no quede impune la actuación de cualquier persona implicada en la cadena de negligencias, sea feriante, ingeniero, funcionario o cargo público. No nos interesa la política, solo nos mueve el sentido común de reclamar justicia para quienes pudieron provocar la muerte de Vera.
A estas alturas sabemos cómo funciona esa máquina del fango de la que hablan políticos de distinto signo y condición, rodeados de un ejército de bots que convierten las redes sociales y los medios de comunicación en un campo de minas. Duele verse envueltos en el barro cruzado que se lanzan unos y otros, en la espiral de intereses que huele a podrido y no respeta a las víctimas. El relato se impone a la responsabilidad. Es aquí donde queremos aclarar una vez más nuestra postura, en especial a ese alcalde que nos acusa de calumniarle.
Señor Bielsa, si usted se siente incómodo porque unos padres muertos en vida insistan en apuntar a su ayuntamiento para esclarecer los hechos, imagínese cómo nos sentimos nosotros teniendo a la institución pública enfrente, acusándonos de difamar. No somos ningún adversario político, solo una mujer que cada día revive el vuelo de su niña y el doble impacto mortal contra la tómbola y el suelo; y un hombre que se mantiene en pie sobre un vacío que no puede llenarse, tratando de recomponer los pedazos de una familia mutilada.
Total, si ya no se puede hacer nada por las niñas, ¿verdad? Desde el minuto uno de la peor tragedia registrada en Mislata ha dado la espalda a las víctimas y sus familias, algo indigno del principal representante de la ciudad. A diferencia de sus vecinas y vecinos, no ha pensado en ningún momento en la memoria de Vera y Cayetana y el dolor de quienes sufrimos su ausencia. Tampoco su ayuntamiento ha facilitado las cosas ni a la policía ni a la justicia. Si recordarle esto para usted es calumniarle, asumimos las consecuencias de nuestra presunta conducta criminal.
Lo que nuestro abogado ha pedido al juzgado de su ciudad es la citación del concejal que debió aprobar la licencia de actividad de la feria y la del que permitió abrir el recinto sin tener esa licencia. En ningún momento hemos reclamado su imputación. A lo que sí apelamos es a la responsabilidad política del hombre que camina entre el fango con los zapatos impolutos, sin salpicarse los bajos del pantalón. Esa que usted reclama a menudo para otros pero ni se la plantea para sí mismo.
En la calle estamos hartos de ese tono marrón del barro que surge de combinar rojos, azules, verdes, naranjas y morados. No teníamos nada personal contra usted, pero se ha acabado ganando nuestro rencor sincero con esa falta de empatía y de humanidad que le incapacita para hablar de respeto y dignidad. Hemos dejado muy claro lo que pedimos a la justicia y lo que reclamamos a los cargos públicos, cuyo color nada importa. Responsabilidad y respuestas.
Revivimos a diario el tormento de aquel maldito 4 de enero. Nuestra hija volando por los aires; los feriantes pendientes de alterar la escena en lugar de socorrer a los niños; el alcalde llegando para hacerse la foto y desaparecer mientras dos personitas se debatían entre la vida y la muerte en las ambulancias que llegaron tarde. Tres años pueden ser un mundo para quienes piensan en la recuperación de su negocio o en su proyección personal. Tres años son una eternidad para quien no encuentra la manera de salir del pozo. La muerte de nuestra hija no fue un accidente, sino un homicidio por imprudencia grave, pese a quien pese, incomode a quien incomode.
Cada prórroga es un mazazo que alarga el sufrimiento y, a su vez, una puerta abierta a la esperanza. Ni olvido ni perdón para esos feriantes y las malas artes que ensucian una forma de ganarse la vida tan respetable como cualquier otra. Ni olvido ni perdón para esos ingenieros que hoy purgan sus conciencias porque no hicieron su trabajo. Ni olvido ni perdón para ese ayuntamiento que convirtió la suerte de la infancia en una ruleta rusa.
Por Neizan, por Angelina, por Javi, por Hui, por Izan, por Rubén… Por cada uno de los ángeles que se llevó la Dana y, por supuesto, por Vera y Cayetana. Ni olvido ni perdón.
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