Antes de iniciar está breve presentación, quiero hacer del conocimiento a los lectores, que los pdf del texto de este libro están ubicado al pie e igual les envío el vídeo de la breve presentación, ahí están para que lean la obra, escuchen parte de la presentación, para que complementen detalles que consideren.
Este es mi libro u obra letrística No. 23. Lo he escrito, porque en la Historia de Nicaragua es una Historia más. Incluso, tengo derecho de escribirla porque soy participe y propietario de los hechos que resultaron en esa época, en mi persona. Y, por la envergadura de los diversos sucesos cuando ingresé al Batallón 8015 de las Milicias Populares de Masaya Nicaragua. Saboreen está realidad verdadera desde mi obra intitulada: ¡NARRO LO MIO, LA SANGRE SOBRE LA SANGRE!, nacida desde la historia misma. Causa de tremenda preocupación, causa de menor o menos sufrimiento.
Semejantes cerdos nunca pudieron. Ahora ya es muy tarde, y si llega, todo queda en su santo lugar, todo escrito y expresado. Ante incompetencia de cumplimiento o maledicencia.
Lo mejor lo sabrán leyendo está obra. Por fin, comprenderán el odio, frente a frente de la mirada de esta obra letrística y de hechos acaecidos hace 43 años, desde el 16 de octubre del año 1982.
No estén nerviosos, lean con expresión de indiferencia, hundan su mente al leer para sacar su propio análisis porque al regreso de varias horas de lectura reirán en los pasillos de su mente.
En este libro u obra narro, relato lo que a mí atañe, pues, no puedo escribir lo que a mí no me sucedió en esa época, cuando ingresé a las Milicias Populares desde el Batallón 8015 de Masaya-Nicaragua en el mes de septiembre.
Fragmento de la obra
…Esa tarde de reunión en el local de la juventud, convocados seis, se nos orientó que el Batallón de Milicias Populares 8015 de Masaya iba a salir rumbo al norte y que nosotros estábamos asignados a integrarlo para organizar a los jóvenes que ahí iban, en lo particular a mi se me nombró responsable del grupo.
Todo esto se lo comuniqué a mi familia, especialmente a mi mamá, ella me aliñó un zepol, pastillas cerebral, divina, y me echó la bendición. Ese día fui con mi amiga novia a la ciudad de Granada a pasear y dialogar un poco. Después me presenté al Batallón, ahí estamos los seis asignados. Al día siguiente salió el Batallón, nadie sabía el lugar específico a dónde íbamos.
Recuerdo que los camiones viajaban y viajaban, por carretera, caminos. La primera y última parada fue en Waslala, ahí hubo un impase raro, a dos masayas públicamente los sacaron porque según los responsables eran adversarios infiltrados. En ese momento caía una ligera llovizna. El periodista Alfonso Amela Sánchez, político del Batallón (Q.E.P.D) me expresó: Quinto vamos a buscar como comer algo, fuimos a un caserío y nos sirvieron una sopa de mondongo con tortilla y queso, el chamaco Enrique Carrión nos acompañó. Después, aproximadamente a las dos horas, nos formaron porque íbamos a partir a pie hasta el lugar.
Inició la caminata, era lejísimos, nadie sabía hacia dónde nos dirigíamos, caminamos y caminamos horas y horas, a mí los pies se me pusieron raro, el enfermero Nery cuando llegamos a Bonanza me dijo quítate las botas voy a ver tus pies, al ver mis pies me dijo los tienes algo malos, voy a curártelos…
La Guerra Civil anda aún por sus albores. Franco gira una visita de inspección al palacio episcopal de Salamanca, edificio en el que piensa instalar su cuartel general. Le acompaña el obispo Enrique Pla y Deniel. El general golpista se separa del grupo y se detiene ante un cuadro que cuelga sobre uno de los muros.
Es difícil conocer el número de los obras publicadas en el mundo sobre Lucio Anneo Séneca, (Córdoba, 1 a. d. C.- Roma, 65 d. C.) porque desde su muerte sigue siendo un referente moral de este pensador que nos habla en sus libros de la razón, de las pasiones, del consumismo, del dinero, de las desigualdades sociales, de la dignidad y la libertad en un mundo dominado por el deseo material de las riquezas mientras aboga por la necesidad de humanizar la política.
Julián viajó en tren de su pueblo al pueblo de EL CANDIL. Bajó del tren, y se enrumbó al destino prefijado, pasó por la calle de cristal en momentos que eran las cinco y cuarenta minutos de la tarde. Por supuesto, llegó al destino, a casa de Nora. Estando de visita, además de charlar, degustaban un café con un platillo de frijolitos fritos, tortilla y queso.