El gobierno ruso no está preocupado por la petición de políticos alemanes para cambiar la sede del próximo Mundial de fútbol, que se celebrará el próximo año, según afirmó el viceprimer ministro del país, Vitali Mutko. Algunos políticos alemanes se cuestionaron si Rusia está preparada para recibir el acontecimiento después de la represión el fin de semana de las protestas no autorizadas de la oposición, que se extendieron por todo el país.
"Vamos a organizar el campeonato mundial, nos preparamos para ello con toda la responsabilidad y lo hacemos junto a la FIFA. Este es el proyecto de la FIFA. No estamos preocupados por nada", dijo Mutko en declaraciones a la agencia Interfax.
La cabeza del comité organizador del torneo, Alexei Sorokin, se expresó en el mismo sentido, al afirmar que "estas discusiones son dirigidas por políticos, no por gente de fútbol, lo cual hace inapropiado que las tomemos en cuenta para nuestro trabajo", expresó el dirigente a la agencia R-Sport.
El Mundial se jugará del 15 de junio al 14 de julio de 2018, en 11 ciudades rusas que construyen y remodelan sus instalaciones, con un presupuesto oficial equivalente a 11.000 millones de dólares (10.215 millones de euros).
Michael Fuchs, parlamentario alemán, dijo esta semana que "un país que no puede asegurar los más elementales y fundamentales derechos civiles no debería en principio poder organizar una Copa Mundial".
Un boicot de un evento internacional debería ser "la más rara excepción", añadió. "Pero Rusia ha venido caminando una peligrosa cuerda floja desde hace un tiempo".
Gernot Erler, encargado del gobierno para la política rusa, aseguró que "la situación interna en Rusia se ha deteriorado considerablemente" desde la decisión que organizar el Mundial, de acuerdo a un cita del grupo de medios RND.
En respuesta a si siente que el torneo debe ser boicoteado o cancelado, Erler afirmó que "una revisión de esta decisión estaría solamente en manos de la FIFA".
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