| ||||||||||||||||||||||
Mientras nos deslizamos por el prolongado y resbaladizo proceso de transferencia presidencial en la única superpotencia realmente existente, mientras seguimos sufriendo sus sacudidas, las dolorosas sacudidas de un imperio en su ocaso, no sabemos todavía las decisiones que nos van a golpear a los demás países y pueblos del mundo, pero podemos atisbar algo de lo que nos espera.
Zelensky sigue empecinado en involucrar a la OTAN en una guerra abierta contra Rusia, por lo que los globalistas de Biden y Soros habrían decidido desencadenar una guerra abierta contra Rusia para dejarlo como herencia a Trump.
Durante los últimos Juegos Olímpicos de París no hubo tregua olímpica como en la antigua Grecia, pero no solo en relación a los conflictos activos, sino en cuanto a otras formas de la guerra, las cuales se filtran por una complejidad retorcida y multifocal que se traduce como competencia geopolítica.
Todos los medios, sea prensa, Twitter, X, Google y otros muchos controlados por gobiernos afines a USA, acusan a Rusia como agresor, solo hay que tirar de prensa e historia del siglo XX y salen cuántos gobiernos ha derrocado USA por golpes de Estado colocando dictadores o títeres en ellos.
La humanidad ha ingresado en una suerte de dramática cuenta regresiva. Ratificando aquella valoración geopolítica categórica de Henry Kissinger, el epicentro de lo que puede ser el más devastador conflicto armado entre los hombres puede precipitarse en Eurasia por su importancia infinita. Quien domine a Eurasia dominará al mundo, solía decirse.
Cuando ahora hace dos años y medio, las tropas rusas iniciaron la invasión de Ucrania, los planes de Vladimir Putin apuntaban a una inevitable rendición del ejército de Kiev y a un rápido control del país por parte de sus tropas. No sólo es evidente que las previsiones fracasaron y que Rusia quedó embarrancada en un atolladero de difícil solución, sino que, al margen de cómo evolucione en el futuro, la guerra tiene un claro perdedor: Putin.
Al inclinarme a besar la mano de la camarada que me recibía en el Kremlin, al estilo de Catalina la Grande que exigía que los representantes extranjeros le besaran la mano y le hablaran en francés – parecería más apropiado que el léxico diplomático hubiera adoptado el término legado.
Formalmente conocida como los 'Principios básicos de la política estatal sobre disuasión nuclear', fue firmada por Putin en 2020 y describe cuándo Rusia podría utilizar su arsenal atómico. El documento afirma que “la disuasión nuclear tiene como objetivo proporcionar a un adversario potencial la comprensión de la inevitabilidad de la represalia en caso de agresión contra la Federación Rusa y sus aliados”.
En este mundo actual, algún experto que otro en la materia, suele afirmar que la GuerraFría del pasado siglo XX no ha acabado, y que no tiene visos de ello en pleno siglo XXI. La humanidad siempre busca una excusaperfecta para mantener viva la citada GuerraFría. Una muestra de ello son las guerrasyguerrillas que se dirimen hoy día en los diferentes continentes del globo terráqueo, y en las que siempre son actores directa o indirectamente Rusia y los Estados Unidos
Rusia está de moda, para mal, pero de moda. Recuerdo que su último zar, Nicolás II, junto a toda su familia, fue asesinado en la región de los Urales hace ya más de un siglo. ¿Era necesario por parte de los bolcheviques este cruel asesinato? Solo un 3% de la población actual afirma que se actuó bien exterminando a Nicolás II y su familia.
Bajo mi humilde punto de vista existen en la actualidad grandes peligros que tienen en vilo la convivencia y el bienestar social en el mundo. El primero es el Daesh o Estado Islámico y todas sus confluencias a lo largo y ancho de la geografía mundial: por su fanatismo religioso y el odio hacia todo lo occidental.
Dado que las prioridades de la Administración Biden serían el posible inicio de la guerra de Israel contra Líbano, el peligroso acercamiento de Putin a Vietnam para impedir la formación de un arco nuclear contra China así como la presencia de barcos de guerra rusos en Cuba, el Pentágono estaría sopesando la necesidad de firmar un Acuerdo de Paz con la Rusia de Putin.
La invasión de Rusia a Ucrania, hoy transformada en guerra en toda línea, ha reformulado el orden mundial a tal punto, que no solo ha dejado al descubierto a los contendientes que hasta hace poco de forma solapada dibujaban las alianzas militares que se enfrentaría, en una eventual conflagración mundial, sino las fortalezas y debilidades de las partes y la participación de actores hasta hace poco verosímiles.
Se ha celebrado el 80 aniversario del Día D, el 6 de junio de 1944, cuando comenzó el desembarco de las tropas aliadas en Normandía y puede que el titular de este artículo parezca exagerado. Yo creo, sin embargo, que es un hecho. Los países que forman parte de la OTAN y algún otro más, encabezados y liderados por Estados Unidos, están ya en guerra con Rusia.
Como todo el mundo sabe y reconoce, la alianza de la OTAN se creó tras el final de la Segunda Guerra Mundial para prevenir de un ataque de la Unión Soviética (que no se materializó). Como respuesta a la alianza de la OTAN, en 1955 se creó el Pacto de Varsovia como contrapeso.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El eje globalista anglo-judío estaría preparando un escenario bélico que abarcaría prácticamente la totalidad de la cartografía terrestre, quedando América Latina como islote en un océano borrascoso. El objetivo confeso de los globalistas encabezados por Soros y la Open Society Foundation (OSF) sería la implementación del Nuevo Orden Mundial (NWO), que implicaría la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial siguiendo la Doctrina Brzezinski.
El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".
Cuando terminé de ver Oppenheimer supe que me encontraba ante un verdadero reto: ¿por dónde comenzar a analizar la película de Christopher Nolan? Entonces decidí aferrarme a ese sentimiento de desconcierto con el que salí de la sala de cine. Y es que la explosión de la bomba atómica en la historia del director estadounidense, si bien es el clímax, no es lo más impresionante del largometraje de tres horas.
Dos años después de la escalada de la guerra en Ucrania, más de 10.500 civiles han muerto, entre ellos 587 niños y niñas, debido a los constantes bombardeos, minas y ataques de aviones no tripulados, que han dejado a una generación traumatizada, desplazada y temerosa por su vida. Este es el balance que denuncia la Plataforma de ONG Humanitarias en Ucrania junto a más de 50 entidades.
|